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Jorge Jalil: Mirar hacia afuera

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Apostar por estos cambios no solo fortalecerá la economía, sino que también abrirá nuevas puertas para productores

El comercio exterior es un pilar fundamental para la economía ecuatoriana. En un país con una gran diversidad de productos y recursos naturales, abrirse al mundo no es una opción, sino una necesidad. De acuerdo con el BCE, en 2024 las exportaciones alcanzaron $ 28.656 millones, con banano, camarón y petróleo como principales productos de venta al extranjero. Pero, ¿estamos realmente aprovechando nuestro potencial al máximo?

Para fortalecer nuestro comercio exterior es clave diversificar los mercados. Actualmente, más del 40 % de nuestras exportaciones se dirigen a EE.UU. y la UE. Ampliar nuestra presencia en Asia y Medio Oriente podría abrir nuevas posibilidades. Un ejemplo claro es el reciente acuerdo comercial con China, que ofrece una puerta de entrada a productos ecuatorianos con gran potencial de crecimiento en esa región.

Otro aspecto fundamental es mejorar la infraestructura logística. Según la Cámara de Comercio de Guayaquil, el 70 % de los exportadores ecuatorianos enfrenta dificultades relacionadas con el transporte y los trámites aduaneros. Invertir en puertos más eficientes, mejores carreteras y procesos aduaneros más ágiles aumentaría la competitividad del país y permitiría que nuestros productos lleguen más rápido y en mejores condiciones al exterior.

Además, el desarrollo del talento humano es esencial. La capacitación en comercio exterior y normativas internacionales debe ser una prioridad dentro del sistema educativo ecuatoriano. Contar con profesionales preparados fortalecería la capacidad de las empresas exportadoras y facilitaría el cumplimiento de los estándares de calidad exigidos a nivel global.

El comercio exterior representa una gran oportunidad para el crecimiento y desarrollo del país. Si Ecuador logra diversificar sus mercados, optimizar su infraestructura y capacitar a su fuerza laboral podrá aprovechar al máximo su potencial y consolidarse como un actor clave en el comercio internacional. Apostar por estos cambios no solo fortalecerá la economía, sino que también abrirá nuevas puertas para productores y empresarios, impulsando un futuro más próspero y sostenible.