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Jorge Jalil: KPI

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La gestión pública debe ser muy objetiva. ¿Dónde estoy? ¿A dónde quiero llegar?

Hace un tiempo escuche que el método mediante el cual nuestro presidente mide el trabajo de su equipo es mediante KPI o indicadores clave de desempeño.

Esto es que, con una periodicidad a discreción, el líder de una organización mide el avance de sus equipos con base en parámetros, en su mayoría objetivos y mesurables.

Para ello es importante que el líder tenga claro su norte ya que así logra plasmar correctamente las metas de su gobierno y de cada miembro de su gabinete.

¿Qué mejor forma de evaluar el progreso de su plan de gobierno que ver el avance de cada uno de los ejes que este se ha planteado? Mucho ojo a que un análisis de esta naturaleza no está sujeto a verborrea ni a mareadas de funcionarios que saben hablar más de lo que saben hacer; no, logramos que se aplauda lo hecho y se reprenda lo que no logró hacerse.

Una línea de tiempo, además de un norte completamente claro, es importante para medir los avances. Por ejemplo, yo puedo pedirle al Ministerio de Educación que todas las escuelas públicas sean avaladas por el bachillerato internacional. Si lo único que dejamos claro es el objetivo, el proceso queda completamente en manos de quien lo ejecute, por esto es importante saber cuántas etapas, cuánto tiempo, cuánto trabajo se debe hacer antes de lograr cada una.

Si bien nunca está de más la aclaración de que el Estado no es una empresa, no es menos cierto que ya sea en el sector privado, en el Estado o en cualquier institución, los equipos de trabajo deben tener a su cargo el cumplimiento de metas, en una ventana de tiempo adecuada, para sobresalir o al menos cumplir.

La gestión pública debe ser muy objetiva. ¿Dónde estoy? ¿A dónde quiero llegar? ¿Cuál es el camino? Una vez que tenemos claridad y una voluntad de cumplir, que nos midan por estos parámetros nos sirve para nuestro quehacer diario, no es una imposición.

Para que Ecuador salga adelante necesitamos gente que se sienta responsable de sus actos, que se los pueda medir o se les pueda objetar aquello que no logran, de lo contrario caeremos en los baches de la política de siempre que, irónicamente, es la politiquería.