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Jorge Luis Jalil | La remontada del león

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Deben reconocer que ha hecho lo que prometió: cortar el tamaño del Estado, reducir regulaciones y estabilizar la economía

El resultado del domingo en Argentina representa más que una victoria política, un quiebre simbólico para los valores occidentales y para el ‘statu quo’ que tantas décadas imperó. El Javier Milei, dado por perdido tras una elección previa adversa, logró una contundente victoria que desafío todos los pronósticos. Su partido, La Libertad Avanza, obtuvo aproximadamente 41 % de los votos, superando con claridad a la oposición, que rondó el 31 % según datos preliminares. 

¿Por qué es tan relevante este triunfo? Porque el pueblo argentino optó por alguien que le habló con la verdad -o con honestidad brutal- ante la fatiga de los mismos de siempre: partidos que gobernaron por generaciones, que prometieron mucho pero causaron inflación, déficit y pobreza. Desde lo económico, su gestión ya muestra cifras que permiten observar un cambio. Su administración logró reducir la inflación que en 2023 era superior a 200 % y alcanzar superávit presupuestario por primera vez en más de una década. Esta mejora real legitima su discurso y explica parte del respaldo electoral. Además, el triunfo puede interpretarse como el de los valores occidentales -libertad individual, mercado, primacía de la ley- frente al intento del mal llamado progresismo, de monopolizar el discurso público con paternalismo estatal, discursos identitarios y dinámicas de poder clientelistas. En ese sentido la elección es también cultural: el rechazo de una Argentina atrapada por burocracias, corrupción y promesas incumplidas, y la apuesta consciente por un modelo distinto.

No puede omitirse la discordancia entre quienes pintaban a Milei como un ‘payaso’ de la política -un espectáculo mediático sin sustancia- y la realidad que hoy avalan los números. Quienes se burlaban de su estilo irreverente, su forma de vestir, sus expresiones, hoy deben reconocer que ha hecho lo que prometió: cortar el tamaño del Estado, reducir regulaciones y estabilizar la economía.

Argentina votó por un presidente, un partido y por la esperanza de cambio, un giro civilizatorio y el fin de un modelo caduco. Es un hito para América Latina, una señal para quienes aún creen que los principios occidentales y el mercado libre pueden ganar en la lucha contra el Estado omnipresente.