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El ‘viraje’ de Petro

Avatar del Joaquín Hernández

Petro ha retornado a sus bases políticas de izquierda y ha roto con los reformistas que formaron parte de su gobierno

En la semana que acaba de transcurrir, el presidente de Colombia Gustavo Petro ha retornado a sus bases políticas de izquierda y ha roto con los reformistas que formaron parte de su gobierno y que apuntalaron la imagen de que el nuevo gobierno era más reformista que radical, representante de todos los colombianos y no solo de uno. En realidad, la interpretación de lo que ha pasado en Colombia es como la imagen del vaso de agua lleno a medias. Para unos ha sido la confirmación, después de nueve meses de gobierno, de que el presidente tuvo siempre una sola agenda, la de la izquierda. Y que utilizó a conocidas figuras moderadas como Alejandro Gaviria, exrector de la Universidad de los Andes, a quien nombró ministro de Educación, y a José Antonio Ocampo que puso como titular de la emblemática y estratégica cartera de Hacienda, para dar un mensaje de moderación. Para otros, como Inés SantaEulalia y Juan Diego Quesada del diario El País de Madrid, la decisión del presidente de romper con sus aliados moderados está justificada ante la imposibilidad de aprobar las reformas que ha presentado.

Primero salió Gaviria. El martes pasado Ocampo y Cecilia López de Agricultura, todos del liberalismo. Además, los ministros de los partidos Conservador y de la U que conformaban la coalición originaria del gobierno. Medida necesaria ante la creciente pérdida de popularidad del presidente, alegan sus defensores. Pero la medida ya ha tenido consecuencias: el dólar ha vuelto a subir y volvió a dispararse 130 pesos más que el día anterior. Mario Hernández, el candidato opositor a Petro en las recientes elecciones, añadió que el cambio de ministros se debió a que los salientes eran profesionales, con experiencia y que “no a todo dirían que sí”.

El hecho es que Petro vuelve al balcón y no solo metafóricamente. “Mucha izquierda, mucha calle y mucho discurso” resume SantaEulalia. Como combustible, el relato de izquierda tiene siempre un enemigo que desafiar: el establecimiento o el neoliberalismo, fantasmas de invocación perenne. Hoy 1 de mayo, desde el balcón de la casa de Nariño, Petro lanzará su segundo discurso donde no dejará dudas sobre lo que piensa hacer: más conflicto y menos consenso, más agitación y menos orden.