Jeannine Cruz: El tipo de políticos que llega al poder

Si la Asamblea no se limpia sola, que lo haga el pueblo con memoria, con fuerza y con dignidad
Esa es la verdadera alarma detrás del caso de Santiago Díaz, asambleísta denunciado por la presunta violación de una niña de 12 años.
Un hombre que debería estar rindiendo cuentas ante la justicia, sigue legislando como si nada.
Esto no es solo un escándalo: es una radiografía de un sistema político enfermo, que dejó de representar al pueblo para representar los peores intereses.
Recuerdo con absoluta claridad que el 31 de octubre de 2017 presenté el juicio político contra el exministro de Educación, Augusto Espinosa, por encubrir más de 30 casos de violencia sexual en escuelas.
Más de mil niños y niñas fueron víctimas.
La Contraloría General del Estado confirmó que hubo omisiones graves: el Ministerio no aplicó protocolos efectivos para prevenir, sancionar y erradicar la violencia en las escuelas. Y, aun así, el 13 de noviembre de ese mismo año, el Consejo de Administración Legislativa (CAL) rechazó el juicio político que propuse.
¿El resultado? Blindaron al funcionario, y las víctimas fueron ignoradas. Hoy vivimos las consecuencias de esa cultura del silencio.
Legisladores denunciados, partidos que los postulan, que los protegen, y que convierten la impunidad en doctrina.
El caso de Santiago Díaz no es una simple denuncia: es un síntoma de cómo el poder se ha vuelto refugio para agresores.
Usan el cargo para silenciar víctimas, manipular procesos y perpetuar la impunidad. Mientras una niña enfrenta un trauma irreversible, su presunto agresor sigue votando leyes.
¿Qué estructuras permiten que personas así lleguen al poder?
La respuesta es brutal: un sistema político sin alma, sin ética, sin filtros.
El mensaje a las víctimas es devastador: “si tu agresor tiene poder, no habrá justicia”, y el mensaje a los agresores, aún peor: “si tienes un cargo estás a salvo”.
La política no puede seguir siendo el escondite de los monstruos. Si la Asamblea no se limpia sola, que lo haga el pueblo con memoria, con fuerza y con dignidad.