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Jeannine Cruz: Si no es ahora, ¿cuándo?

Avatar del Jeannine Cruz

Esa es la grandeza de la democracia: decidir con libertad y responsabilidad el futuro del Ecuador.

En los próximos días los ecuatorianos volveremos a ejercer el poder más grande que nos concede la democracia: el de decidir. No es un voto cualquiera. Cada pregunta de la consulta y el referendo nos invita a pensar qué país queremos ser y qué tanto estamos dispuestos a cambiar para lograrlo.

Votar es asumir la responsabilidad de pensar más allá de consignas y discursos. La madurez cívica consiste en informarse, discernir y decidir con conciencia.

Las tres preguntas del referendo constitucional buscan corregir fallas estructurales del Estado. La primera, sobre las instalaciones de bases extranjera, propone abrir la posibilidad de fortalecer alianzas estratégicas para enfrentar amenazas que el país, por sí solo, no ha podido contener. En tiempos de crimen organizado global, la cooperación es una necesidad, no una concesión.

La segunda, sobre eliminar el financiamiento estatal a las organizaciones políticas, interpela directamente al sistema partidista. Apostar por esta medida significa exigir partidos más transparentes, sostenidos por la confianza ciudadana y no por fondos públicos automáticos.

La tercera, que plantea reducir el número de asambleístas, responde al cansancio ciudadano frente a una Asamblea excesiva e ineficiente. No se trata solo de ahorrar recursos, sino de recuperar la legitimidad de la representación y devolverle al Legislativo su sentido de servicio.

Finalmente, la consulta popular abre el debate sobre la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Después de casi dos décadas, abrir la posibilidad de un nuevo pacto social no debería asustarnos, sino inspirarnos. Cambiar un texto no es destruir lo construido, sino aceptar que el Ecuador de hoy no es el de 2008.

En lo personal, me defino por el cambio y la transformación. Porque no podemos seguir esperando soluciones diferentes haciendo siempre lo mismo. Si no es ahora, ¿cuándo? El país necesita recuperar la confianza, la esperanza y el rumbo.

Estimado lector, usted tiene en sus manos la decisión. Esa es la grandeza de la democracia: decidir con libertad y responsabilidad el futuro del Ecuador.