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Variante psicológica

Avatar del Jaime Rumbea

La vacuna es coincidir todos en un plan común, plan cohesionador que, a la luz de los hechos, nadie tiene ni aquí ni en ningún lado

Hay variante inglesa, brasilera, sudafricana y también “la nueva variante”, aquella desconocida porque quizá ni existe, pero ya causa zozobra.

Decían que la pandemia vendría acompañada de una “infodemia”, eufemismo para un COVID de información que parece haber derivado en panicodemia, propagandademia o incluso cretinodemia.

Primero fue la variante china. Con ella solo supimos encerrarnos, y perdimos el debate público. Pensamos que la inmunidad de rebaño resolvería el problema si la alcanzábamos sin colapsar hospitales, pero no ha sido así en ningún lado. Pensamos que la vacuna nos emanciparía, pero también eso está por verse. Y llegó la variante inglesa. Que no es más mortal sino más contagiosa, y nos paralizamos nuevamente, a ritmo de ‘fake news’. Nada justificaba temer más, pero todos actuamos como que sí. Y la brasilera, que sí sería más mortal, nos agarró sin mejor preparación. Mientras avanza la vacunación sin una meta visible y por ello tampoco medible. Lo que nos lleva a la variante más peligrosa de todas: la variante psicológica. La que está acabando con nuestra civilización. La que ha desvestido las falencias de la ciencia, de los gobiernos, de nuestras escuálidas economías pero sobre todo de nuestras lábiles mentes.

La variante psicológica ha puesto en jaque las mismas bases de nuestra civilización pues, ¿qué es al fin la civilización? Es nuestra capacidad de actuar libre y concertadamente sobre principios comunes de respeto que permiten el aprendizaje y el mejoramiento común.

La variante psicológica tiene enfrentados entre todos a médicos, informales, gobierno, empresarios, alcaldes, presidentes, padres e hijos o parejas entre ellas. La variante psicológica es el caldo de cultivo en el que autoritarios y la desinformación encuentran terreno fértil, al desdibujar los principios comunes sobre los que encontrábamos otrora sosiego.

Para la variante psicológica no hay vacuna ni encierro. La única cura es un nuevo contrato social. La vacuna es coincidir todos en un plan común, plan cohesionador que, a la luz de los hechos, nadie tiene ni aquí ni en ningún lado.