Run run

Avatar del Jaime Rumbea

Aun siendo conocidas todas estas cosas, les seguimos dando relevancia en chats y conversaciones, donde no corresponden, y sus redes especializadas proliferan.

Hay un run run por ahí que quiere hacer presente el modo de hacer política de algunos: en la calle, con palos en las manos y las caras tapadas.

Por suerte esa no es la forma de hacer política que prefiere la mayor parte del electorado.

¿Qué quiere el electorado? En esencia más certeza para planificar y hacer su vida. Y en ciertos casos un empujón, dirán los promotores de un Estado interventor.

En cualquier caso, ver jornadas enteras trastocadas por enfrentamientos que pretenden hacer parecer la política ecuatoriana como el escenario de conflictos políticos violentos, es un absurdo.

Fue un absurdo cuando fue impulsada desde el Estado durante años, y es un absurdo ahora cuando quiere ser impulsada desde fuera del Estado. Peor aún, más absurdo, como telón de fondo en pleno proceso electoral.

Lo que denota es una total indisposición a seguir ciertas reglas del juego, incluidas las de su autoría; denota violencia, sin duda, hacia el valor supremo de la civilización, que es la paz social. ¿Para incluir niños en propaganda, que no denota?

Aplica para quienes no comulgamos con esa forma de hacer política el reconocer que el objetivo de ese proceder es la relevancia mediática y política que les ofrece la polémica, el conflicto, y su capacidad de focalizar la atención de las personas.

En las artes es el método de los provocadores, en la religión de los iconoclastas, en la política es el método del terrorismo y hay que identificarlo como tal.

La desproporción de medios para causar terror con fines políticos es una materia ampliamente estudiada. El derecho penal y el derecho internacional tienen enormes esfuerzos de cooperación en estas materias. Hasta la legislación ecuatoriana inflige costos a la ciudadanía para luchar contra aquello.

Aun siendo conocidas todas estas cosas, les seguimos dando relevancia en chats y conversaciones, donde no corresponden, y sus redes especializadas proliferan.