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El futuro del notario

Avatar del Jaime Rumbea

¡Genial! Le han puesto límites cantonales a los servicios digitales’.

Un congresista colombiano acaba de proponer la eliminación de las notarías y sustituirlas por sistemas automatizados en ‘blockchain’.

En Ecuador la Ley Orgánica de la Función Judicial introdujo en diciembre de 2020 todo un articulado sobre “servicio notarial telemático” en la Ley Notarial, pero la Federación Ecuatoriana de Notarios y el Consejo de la Judicatura han logrado que el acceso quede en letra muerta. Basta entre otras cosas que una persona compareciente se encuentre en un cantón distinto al notario para que “ya no se pueda brindar el servicio”. Es decir, los servicios digitales tienen límite cantonal.

La resistencia ha de fundamentarse en que la transformación digital tiene como piedra angular la conveniencia, concepto ajeno al servicio notarial. Se acabarían los traslados, las esperas, el contacto físico y el manchado de dedo a cambio de una carpeta cuyo volumen se justifica en que se paga por cada foja impresa.

Obviamente existen facciones del notariado conscientes de que la batalla contra la tecnología está perdida, más aún tras cientos de años de ‘statu quo’. Pero aun quienes hablan de servicios digitales tienen dificultad orientándose en un mundo distinto al que parió su profesión. En sus alegatos comparan piedras con nabos. Reinventarse pondría en evidencia que el notariado latino supone la coexistencia de servicios públicos con el interés privado corporativo.

Hace pocos meses, la XVIII Jornada Notarial Iberoamericana, concluía que “el control efectivo de una plataforma de comunicación solo se puede garantizar cuando aquella es de titularidad del Notariado y en ese sentido es necesario hablar de plataformas notariales en los respectivos territorios”. Lo que equivaldría a un servicio público prestado desde una plataforma privada alejada del escrutinio público y de la libre concurrencia.

El tenor de la innovación que se viene atañe cientos de trámites que a su vez atañen cientos de derechos básicos de la ciudadanía. También está en juego la operación y el dinamismo de innumerables industrias que han dependido en sus procesos del servicio notarial.