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Culebrón

El recuerdo de nuestra vida no es un video continuo, sino episodios subsecuentes, cada uno identificado en nuestra psiquis gracias a uno o dos momentos clave.

Declaro que no me tomé el tiempo de leer toda la legislación electoral para esta columna. Y es que, con la cacofonía de redes, el feriado en ciernes, los expertos pululando y la rapidez de los eventos, me lanzo nomás.

Con la figura del reconteo voto a voto reconocida en la ley, bajo ciertas condiciones, nos preguntamos en estos días cuánto tiempo pudiera durar un tal escenario. He escuchado a personas inquietas sobre el efecto que tendría en las posibilidades de Yaku o de Lasso destinar sus esfuerzos a pelear entre ellos y no concentrarse en el actual líder, Arauz.

¿Qué tan perjudiciales son para ellos la indefinición y el suspenso, prolongados hasta bien entrado el período otrora reservado para hacer campaña de segunda vuelta? Siendo cierto que un conteo pormenorizado reviste de legitimidad al eventual triunfador, ¿cuánto le afecta el tiempo perdido de campaña o la división de una aparente resistencia al correísmo?

Una lenta y prolongada definición, pacífica por supuesto, solo podría favorecer al ganador del reconteo. Lo que es más, podría servirle como inmejorable plataforma de campaña.

Convengamos que la memoria humana no es un registro continuo, sino solamente una secuencia de episodios, cual capítulos, de los que a su vez solo sobreviven los momentos más representativos. El recuerdo de nuestra vida no es un video continuo, sino episodios subsecuentes, cada uno identificado en nuestra psiquis gracias a uno o dos momentos clave.

Siendo así las cosas, un eventual período de reconteo debiera ser capitalizado por las campañas como una nueva elección en la que el ganador será protagonista solo y absoluto, días antes de la segunda vuelta, de un episodio político en el que Arauz ni siquiera participará. ¿En dónde estarán puestos los ojos? ¿En la campaña que haga Arauz solo o en la polémica e inesperada definición de quién será su contendor? Supongo que los estrategas están ya mirando estos meses como el lienzo perfecto para crear, producir y comunicar una narrativa ideal: inicio, clímax y un final apoteósico con ganador rimbombante, pocos días antes de entrar a la nueva lid.