Salud vs. economía

"Nos negamos a salir del absurdo dilema que nos sumió en la crisis. Líderes serán los que guíen las miradas afuera de la crisis"
El dilema simplista entre salud y economía se ha probado falso. Así como vemos industrias que florecen en pandemia, otras sucumben; admiramos logros en latitudes generalmente criticadas por sus mediocres sistemas de salud y fracasos rotundos en jurisdicciones otrora admiradas por sus récords en salubridad. Cada semana esto cambia y nos enteramos de algo nuevo: así son las crisis, así es el cambio. Negar la complejidad del tema solo beneficia a quienes sacan réditos del maniqueísmo y la manipulación.
Si nos preguntan cómo nos sentimos hoy es obvio que nuestros miedos y aprensiones sobre la pandemia palidecen frente a los de hace un año. Por estas fechas en 2020 todo el mundo estaba mordiendo uñas frente al televisor; no habían siquiera opciones a la vista, salir a la calle era casi un delito.
Hoy entendemos mejor al virus y cómo prevenirlo, con lo que nuestro mundo es, ya, otro muy distinto al de hace un año. Por eso nada justifica seguir discutiendo las mismas cosas de entonces. No somos las mismas personas, no tenemos las mismas economías ni corresponden los mismos debates ni políticos de hace un año. Solo son nuestras inseguridades las que nos impiden olvidar los pánicos del 2020.
Sabemos que nuestras vidas no son ni serán las mismas pero nos dejamos convencer de que sí: de que nuestra economía debe esperar a la salud y viceversa. Pero ni la salud, ni la economía, ni la política pueden reducirse a juegos de suma cero o a debates binarios.
Por eso aunque la precaución y programas de vacunación se imponen, sobre el debate se imponen dos cosas. Por un lado desoír a quienes nos quieren mantener sumidos en el falso dilema de abrir o cerrar el mundo como único tema de conversación. Con ellos viviremos un compás de espera que nunca termina porque ya hoy, la reapertura, es una cuestión de grado.
Segundo y más importante, debemos identificar y escuchar a quienes tienen ideas razonables sobre cómo enfrentar el cambio, aprender de él y sacarle provecho. Sobre todo por las nuevas generaciones. Ni más ni menos.