Columnas

Matrimonios y divorcios

"en caso que gane Lasso y no cuente con mayoría legislativa vamos a enfrentarnos a un gobierno sumamente presidencialista"

Yaku Pérez no ha logrado consolidar su candidatura. Está en duda su binomio, y un plan político-económico para salir de la crisis es inexistente. Se van materializando así los candidatos de la segunda vuelta. Lasso y Arauz. Y aquí se posibilitan los siguientes escenarios con sus respectivas consecuencias.

Primero: Arauz gana la presidencia. Ecuador, agárrate. Acto seguido tendremos una encuesta promocionada desde la Presidencia, llamando a una Constituyente. Un borrón y cuenta nueva, que lo único que pretende es desatar la condena a Rafael Correa. En este escenario, hay poco por hacer.

¿Cuántas probabilidades existen de una victoria electoral de Arauz? A partir de las conquistas correístas en las últimas seccionales, el voto duro/religioso que endosa Correa es de un 20 % aproximado. De ahí, cuánto pueda crecer, es lo que está por verse. Un segundo escenario, que varios medios han denunciado como “la verdadera estrategia” de lo que algún día fue la 35, es ganar en la Asamblea y a partir del Legislativo diluir al poder y llamar a la Constituyente. Este escenario presenta mayor grado de dificultad para sus objetivos. Después de todo necesitaría 3/4 partes del Pleno para hacerlo. Y hasta el momento todo apunta a que no hay partido político que pueda ganar mayoría absoluta.

¿Qué pretende entonces? ¿Cuál es su verdadero plan? Ganar los suficientes puestos para incomodar al Gobierno (en caso de no haberlo obtenido). Incomodar hasta paralizarlo o hasta el punto de tener una posición lo suficientemente fuerte como para negociar.

Eso nos lleva al siguiente escenario, en caso que gane Lasso y no cuente con mayoría legislativa vamos a enfrentarnos a un gobierno sumamente presidencialista.

No necesariamente porque esos son los valores del candidato, sino porque al parecer no tendría más opción. En estas elecciones vamos a tener listas cerradas. Se vota por todo el partido, no de forma individual. Debería ser el voto más pensado, después de todo, de “la diversidad legislativa” saldrán los matrimonios más extraños y los divorcios nunca antes tan anunciados.