Línea de tiempo

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Estamos a muy poco de que la línea de tiempo se convierta en los antecedentes de cómo el correísmo llegó de nuevo a Carondelet.

¿En qué momento estamos? No estoy segura de la utilidad de analizar el panorama electoral actual. Probablemente de la fecha en que escribí este artículo, a la de su impresión y lectura, el país resulte irreconocible. Antes de carnaval los titulares eran esperanzadores: la reunión de Yaku y Lasso era ejemplo de democracia y civilidad. Aplausos. ¿Quién ganó? Y respondíamos en coro: “ambos”. No habrá faltado quien respondía “el país”. Los dos ganaban: Guillermo Lasso sumaba puntos en su credibilidad, humildad (dispuesto a conversar y ya no solo a imponer un discurso), en su percepción como político (por primera vez se lo vio en acción con un contrincante al que no podía minimizar; su defensa fue de primera) y terminó tendiendo puentes con el voto duro de Pérez, aunque puentes de humo. Yaku por su parte se apartaba de la imagen de imponer por la fuerza, tranquilizando y ganando el posible apoyo de quienes identifican al movimiento indígena con paralización del país y golpe de Estado. Regresamos del feriado y el titular cambió: “Ni sueñen que les vamos a apoyar a la delincuencia organizada de Lasso”. Las movilizaciones fueron convocadas. En sus marchas, listos, fuera. Llegamos al punto de no retorno. La línea de tiempo en responsabilidades para entender la pregunta inicial de este artículo se resume en: (i) Diana Atamaint, con resultados del conteo rápido (margen de error 1 %), declarar a Yaku en segunda vuelta en lugar de empate técnico, (ii) la solicitud de Pérez en determinar cuáles son las urnas a ser abiertas: ¿por qué no se incluyó por escrito en la negociación? ¿Descuido o trampa con alevosía?, (iii) la reacción de Lasso ante esta modificación: ¿era una batalla que debía pelearse? El posible acercamiento hoy dio su último aliento. Lasso entraría debilitado a segunda vuelta. Yaku vuelve a encarnar (ante los votantes que necesita) la fuerza sobre la ley. La única salida es que Pachakutik presente una solicitud de impugnación (cumpliendo los requerimientos de ley) y que el CNE actúe con prudencia. Estamos a muy poco de que la línea de tiempo se convierta en los antecedentes de cómo el correísmo llegó de nuevo a Carondelet.