Columnas

Adiós

Hoy quisiera hacerlo juntos. Tache el título y ponga en su lugar “hasta luego”. Nos volveremos a encontrar, Irene

Mi primer artículo se llamó El tríptico actual y fue publicado en febrero de 2012. Han pasado más de nueve años y hoy debo decir adiós. Pero no me puedo despedir sin antes agradecer. Este espacio se convirtió en mi casa. Imagino que cuando abra el diario y vea este rectángulo a la derecha, justo debajo de la línea que corta el papel, diré: “ahí escribía yo”, de la misma forma que cuando uno pasea por las calles de Guayaquil señala su antigua casa y dice: “ahí vivía yo”. Gracias a Expreso por confiar en mí cuando aún yo no lo hacía. Fueron 500 artículos escritos y no me alcanzan las palabras para agradecer. Aquí fui capaz de analizar el acontecer nacional: desde la era correísta hasta el inicio de la victoria de Guillermo Lasso. Analicé campañas, armé como rompecabezas escenarios y posibles proyecciones. Este espacio fue también mi mirada al mundo. Mi ejercicio de internacionalista. Los conflictos, el brexit, las elecciones de EE. UU. También fue el lugar donde por años pude desearle a usted feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Fue el lugar que tuve para enviarle durante la pandemia un abrazo a mi mamá. Escribí en trenes, buses, celulares y entrando tarde a clases. Gracias, gracias columna mía, porque por ti no solo fui una espectadora, me obligaste a tener algo que decir. Me diste voz; me ensañaste a escribir. Hoy me voy. Alguien más confió en mí. Empiezo un nuevo capítulo en el Gobierno Nacional. Y si algo tú y yo sabemos es que en estas líneas no se puede ser juez y parte. Te prometo mantener mi pensamiento crítico, mi honestidad, mi entrega. Gracias, gracias a usted, por leerme, y especialmente a mi papá, por compartir. Gracias por sus comentarios, críticas y apoyo. Gracias a todos los que han sido parte. Son 2.100 caracteres y quisiera que hoy fueran eternos. Pero la experiencia me dice que estas ya son las últimas líneas. Les pido dos favores: recuerden el nombre: Tesis y antítesis. Toda acción tiene su reacción. Y algo más. Cuando me he equivocado he corregido siempre antes de que usted lo lea, enviando un mensaje a redacción. Hoy quisiera hacerlo juntos. Tache el título y ponga en su lugar “hasta luego”. Nos volveremos a encontrar, Irene.