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Libertad de expresión en los tiempos modernos

Avatar del Iñigo Balda

El límite de la libertad de expresión es muy ambiguo. Como norma tomamos como libertad todo lo que podamos hacer hasta donde empieza la libertad del otro, definición asimismo ambigua ya que si no tienes ninguna empatía, el límite también lo es’.

Twitter se ha convertido en el nuevo escenario donde la guerra sobre qué es y cuáles son los límites de la libertad de expresión se lleva a cabo, después de que Elon Musk se hiciese con el 9 % de Twitter y poco después presentara una oferta para hacerse con la totalidad de las acciones de la compañía por 43.000 millones de dólares de forma hostil.

Musk señala que la razón para comprar esta compañía no es un ejercicio de vanidad para controlar una de las plataformas digitales más influyentes (si no la más influyente) como fuente de información, sino que es un ejercicio de libertad ante los controles de contenido que se hacen dentro de Twitter por parte de la empresa, que suelen tener sesgo hacia un solo lado del espectro político.

Hoy en día, salvo algunas excepciones como la presente, te presentan noticias con una sola visión de los hechos, líneas editoriales totalmente sesgadas, marcada por propiedad. Los nuevos medios de comunicación, como Twitter, Facebook, blogs y Twitch presentan nuevos foros en los cuales poder expresar opiniones de forma libre, pero sin filtros, sin verificación, sin presentar fuentes de dónde se ha obtenido esa información y, en algunos casos, sin tener que responder ante nadie por daños causados por difamación o desinformación. Este es el gran reto al que las grandes plataformas de comunicación modernas se enfrentan: la lucha contra las llamadas ‘fake news’.

El límite de la libertad de expresión es muy ambiguo. Como norma tomamos como libertad todo lo que podamos hacer hasta donde empieza la libertad del otro, definición asimismo ambigua ya que si no tienes ninguna empatía, el límite también lo es. Esto mismo pasa con las redes sociales: si bien han hecho posible mejorar la obtención instantánea de información y comunicación entre personas a tiempo real, también han dado un altavoz a las personas que no deberían tenerlo.

Un número importante de medios a nivel mundial tienen tendencias de un lado del espectro político u otro, lo que ha llevado a la polarización de la sociedad y al constante enfrentamiento de partidos políticos. Por esta razón Twitter se convirtió en un santuario para las personas que pensaban de forma distinta a lo “políticamente correcto” presentado por los medios convencionales. De dos años a acá vemos que en Europa y Estados Unidos hay un bloqueo y cierres de aquellas cuentas que contengan opiniones un lado del espectro polarizado al considerarlo “peligroso”, pero no del otro lado del espectro político. ¿Quién no conoce a alguien que le han cerrado o suspendido la cuenta de Twitter por opinar una u otra cosa?

Elon Musk tiene razón en lo que esgrime para haber hecho la oferta de compra de la compañía de forma agresiva, pero, ¿qué puede hacer él para realmente asegurar la libertad de expresión sin permitir abusos de esta? La compra (la oferta ya fue aceptada por la junta directiva de Twitter) pudo haberse caído, bloqueada por gran parte del mundo de la tecnología que ve a Elon Musk como un paria que piensa distinto a ellos políticamente.