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Arabia y la hipocresía

Avatar del Iñigo Balda

A pesar de este intento de lavado de cara, pesan demasiado las muchas manchas que tiene Arabia Saudita en su expediente’.

Arabia Saudita es un país con un historial lleno de contradicciones. Mientras en algunas cosas quiere dar imagen de modernidad, en otras sigue siendo una sociedad con tradiciones anticuadas profundamente arraigadas, en las que denota un pobre (si alguno) respeto a los derechos humanos y a la igualdad entre los hombres y las mujeres.

Un claro ejemplo de esto último es que recién desde 2018 las mujeres pueden manejar en el país, además de poder tramitar su licencia sin necesidad de permiso paterno o del marido.

Estos cambios están incluidos en los planes del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán (o MBS, como es mayormente conocido) en modernizar Arabia Saudita socialmente y reducir la dependencia de la economía del país del petróleo. MBS está consiguiendo esto invirtiendo muchísimos millones de dólares en atraer grandes eventos al país, como la Supercopa de España, grandes torneos de tenis, y la creación de un ‘tour’ paralelo al de la PGA de golf, atrayendo a grandes nombres del golf.

A pesar de este intento de lavado de cara, pesan demasiado las muchas manchas que tiene Arabia Saudita en su expediente.

Lo que más la ha manchado, y una de las razones por las que ha tenido que invertir mucho más de lo esperado, fue el asesinato del periodista disidente árabe-saudí del Washington Post, Jamal Khashoggi, quién fue muy crítico con el reino y a quien citaron para una reunión en la embajada en Estambul, de la cual jamás salió. Este asesinato dio un frenazo en seco a la imagen de modernización y moderación que MBS estaba construyendo. Gran parte del mundo decidió aislar a Arabia Saudita en el plano internacional, con durísimos comunicados, pero eso duró poco.

Joe Biden visitó la semana pasada la ciudad de Yeda (Jiddah) y se reunió con MBS. ¿No íbamos a aislar a Arabia Saudí del plano internacional? Pues cuando se da el alza del precio de los carburantes no puedes aislar al mayor productor de crudo mundial.

Biden ha tenido que comerse todo lo que ha dicho de MBS, de Arabia Saudí, para ir a intentar sacar adelante unos raquíticos acuerdos. Para maquillar la visita, que le hizo mucho daño a la ya dañada imagen de Biden, en declaraciones a la prensa posterior a la visita alegó que fue duro y tajante con el príncipe MBS con respecto al asesinato de Khashoggi. No sabremos cuán fuerte le espetó el asesinato, pero la verdad es que la imagen de Biden saludando a MBS y el haberlo ido a visitar a Yeda es lo que quedará en las retinas de todos.

Arabia Saudí siempre ha sido considerado por los Estados Unidos como un socio fiable, con quien tienen varios y extensos tratados de colaboración, aun a sabiendas de la poca libertad e independencia de la mujer en el reino, de los reiterados abusos a trabajadores migrantes, de la poca libertad de expresión, ya que es muy común que desaparezcan disidentes, como Khashoggi, y así una larga listas de etcéteras.

A pesar de hacernos los ciegos con todo lo anterior, Estados Unidos y Arabia comparten algunas cosas en común, las más importantes: tienen un enemigo en común (Irán) y los dos están en el top 5 de países con ejecuciones por pena de muerte.

Al final todos somos hipócritas de alguna forma.