Columnas

Un fin y un buen inicio

Así como se excepcionan los plásticos de envases primarios para lácteos, cárnicos, comidas de mascotas, entre otros.

Mayo del 2018, se inició el camino. Miércoles 4 de noviembre, 2020. Más de dos años después, llegó a su última parada: se había aprobado la ley que regula los plásticos de un solo uso con el voto de 129 asambleístas, 1 en contra. El colegislador del Estado, presidente Lenín, tiene hasta diciembre 5 la oportunidad de aportar a un futuro sostenible.

Lo importante de esta norma en particular es que fue ampliamente participada. Inicialmente el ‘lobbying’ de las industrias de plástico trató de mantener el ‘statu quo’. Pero la evidencia aportada por la sociedad civil, en especial Mingas por el Mar y Círculo Verde, junto a las estadísticas del INEC, fueron imbatibles y tuvieron su contrapeso. Salen ganando los emprendedores, la innovación, y la conservación de nuestro patrimonio y el del mundo entero. Se ha puesto en “vereda” a los municipios para que informen sobre sus residuos y la gestión de estos. Se ha protegido a la proteína más importante del mundo pero asimismo, a la más extensa biodiversidad en el planeta: la marina.

Este nuevo marco nacional, declara de interés nacional el reducir progresivamente el uso de plásticos como vasos, platos, cubiertos, agitadores, tarrinas, fundas, botellas (con sus tapas), y sorbetes. Se ha propuesto gradualmente hasta en 48 meses prescindir de estos plásticos y agregarles contenidos mínimos de material reciclado posconsumo.

¿Qué no veremos en 12 meses? Sorbetes, envoltorios de plásticos para revistas, diarios publicidad, estados de cuenta, etc. Y ningún plástico de un solo uso está “invitado” a cualquier área del sistema nacional de áreas protegidas. ¿Y a los 24 meses? Fabricar, comercializar, entregar y usar fundas plásticas sin el 50 % de material reciclado posconsumo, es decir el 92 % de los tenedores de fundas en tiendas, panaderías, mercados, ferias y otros comercios deberán entregar estas fundas. El otro 8 %, que son supermercados, autoservicios y farmacias ya lo tenían.

Existen excepciones que han sido necesarias establecerlas como el uso de plásticos en pandemia, emergencias sanitarias, y la disposición de estos plásticos como infecciosos. Así como se excepcionan los plásticos de envases primarios para lácteos, cárnicos, comidas de mascotas, entre otros.

De las disposiciones más interesantes en cuanto a innovación y creatividad, es la prohibición de uso de etiquetas de PVC tanto en ‘snacks’, botellas, o en cualquier otro producto donde se las usaba. El PVC es un plástico altamente contaminante. En Ecuador anualmente se importan 57.000 toneladas y ninguna se recicla, y considerando que a nivel mundial los países están prohibiendo importar este tipo de residuo, la regulación es coherente.

Y ahora -aparte de esperar al presidente- se ha iniciado un nuevo camino, el de las sociedades sostenibles, y para esto nosotros como ciudadanos necesitamos convertir nuestro hábito de consumo, en uno responsable. Escoger mejor. Decidir en solidaridad. Hacer del hábito una virtud tal cual Santo Tomas de Aquino proponía. “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, decía el escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa... y ese cambio empieza por uno mismo.