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"Con lo escrito quiero pedirle al pueblo ecuatoriano que vote por quien le ofrece seguridad y les habla con sinceridad"

El mes de abril será uno de grata recordación por el rescate del país de las garras del neocomunismo, cuando la masa votante demuestre que reflexionó y no pudo olvidar los 14 años de vivir en la miseria, matizada con insultos y reguero de odio sabatino, abusando de los dineros del Estado y de la bondad de la gente, con morbosidad incluida, pues el prófugo se encargaba de dividir a todas las clases sociales para propiciar el enfrentamiento, única forma de gobernar y distraer al dueño del dinero, que se lo robaban a cada instante, en cada proyecto, en cada obra.

Mientras eso sucedía, se abrían las fronteras, se desarmaba a la población civil, se liberaba a delincuentes para que sembraran el terror en las calles. Se desprestigiaban a las FF. AA. y a la Policía, envenenando a la tropa contra sus oficiales. Desmantelaban la base de Manta, único punto contra la lucha del trafico de drogas, y se tornaban inoperativos los radares, de manera que la droga circulaba a sus anchas, convirtiéndose en un narcoestado que permitía los lujos a su núcleo de maleantes de diversa pelambre.

Por razones de la vida, disfrutaron del precio del petróleo en su punto más alto, por historia. Se pudo realmente rehacer a la patria y a su gente sacarla de la ignorancia. La generación de empleos acabaría con la miseria. Pero las mentes podridas de un foro maldito tenían otros proyectos para sembrar la destrucción y entronizar modelos fracasados, como el cubano y el venezolano. Naturalmente, las cúpulas jamás iban a sufrir las penurias. Se había creado una nueva clase de gamonales insensibles e indolentes. El pueblo les valía un trozo... Lo utilizaban a su antojo y lo forzaron a salir de sus países para mendigar por las calles de muchos vecinos, queriendo despertar un sentimiento de solidaridad inútil y no bien visto.

Con lo escrito quiero pedirle al pueblo ecuatoriano que vote por quien le ofrece seguridad y les habla con sinceridad.

La otra opción es una negra promesa de seguir en la cloaca pestífera de la robolución, que los ha convertido en seres carentes de esperanzas, que se conforman con regalos ofensivos e infames.