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Solo la parca

Avatar del Ignacio Granja

Los crímenes, asaltos, robos de toda índole son noticia diaria, de manera que se los está viendo como algo natural, por desgracia.

Vive el Ecuador de escándalo en escándalo, de forma que la recuperación tan ansiada luego del paso de los ROBOLUCIONARIOS no se la percibe de una manera diáfana.

Los crímenes, asaltos, robos de toda índole son noticia diaria, de manera que se los está viendo como algo natural, por desgracia. Las autoridades no alcanzan a controlar nada de lo anormal. Las leyes, llamadas a protegernos, hacen todo lo contrario, ya que al parecer fueron diseñadas para que los seres carentes de ética y moral nos reduzcan casi al ámbito doméstico. Salir a la calle es una especie de lotería. No se sabe si nos puede tocar el premio, pero por ser asaltados o robados en el mejor de los casos.

La justicia sigue ciega y sorda. Se desconocen sentencias ejecutadas. Es lo que se vio cuando se le otorgó la libertad a un reo, haciendo caso omiso a lo que ordenan las leyes. Claro que amparados en el mamotreto de Montecristi, ese que se hizo por extraños para protección de los delincuentes que se alzaron con el santo y la limosna.

Para desgracia mayor, muchos de esos sujetos siguen en el gobierno que con ilusión elegimos, al que se le suman los nuevos ladrones.

A los astutos que se feriaron el futuro de los ecuatorianos no se les ocurrió llevar lo robado al sitio donde sí actúa la justicia. Un bobo, felizmente, hizo negocios en los Estados Unidos de América y le metieron la mano. Está encerrado. Con su dinero y propiedades no le alcanza para pagar la fianza. A lo mejor pasa el sombrero a sus compinches y con el pretexto de cerrarle el pico le reúnen lo que le falta. Su cantar les resultaría muy peligroso.

La salida del falsificador de tesis, que dejó en mal predicamento a una institución educativa muy seria, ha despertado una ola de rechazo al Gobierno y que no decir a la justicia, de parte de la ciudadanía de bien.

Por eso es que digo que hay que darle haciendo todo a nuestra injusticia. Le mandan los deberes ya hechos y aun así no les sirve de nada. Por eso es que el prófugo y su banda hacen lo que les viene en gana.

Entonces, solo la parca se los irá llevando para tranquilidad de los honrados que quedamos. Eso sí, el dinero de todos, no lo veremos nunca más. Así de simple.