Fracaso anunciado

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Dinero existiría si vendieran los terrenos del Instituto de Neurociencias, antes llamado Lorenzo Ponce. Cómo obtener recursos, es posible.

Una donación con fines específicos, creería yo que debe respetarse. Es el caso del hospital Alfredo G. Paulson. El dinero se utilizó para la construcción del nosocomio que llevaría el nombre del filántropo. Fue construido para que sea maternidad. El equipamiento y su operación corrían por cuenta de la institución escogida. Han pasado pocos años y por razones monetarias se tornó de difícil manejo, al punto que la debacle económica de la H. Junta de Beneficencia de Guayaquil es notoria, agravada por la deuda considerable del Estado y del IESS, con quienes suscribieron acuerdos para atención de pacientes, habida cuenta de la ineficacia reinante en sus hospitales. De buena fe, quiero creer, confiaron en sus socios, pero salieron perjudicados. Mediadores para conseguir los pagos, varios, si lo han logrado, ha sido en cantidades insuficientes para las exigencias de proveedores de insumos y servicios.

El día 3 del mes en curso se anuncia la suspensión de la atención en el Paulson, pues van a remodelarlo, ampliando sus servicios. Pretenden darle otros usos.

La víctima de todo este mal manejo tiene nombre: hospital Luis Vernaza. A él se le cargaron y le obligaron a realizar ajustes muy dolorosos, despidiendo personal, disminuyendo su capacidad operativa y casi cerrándolo. Se insiste en pasarlo al elefante blanco, sin importar lo que ha significado en la medicina del país entero. Su edificio y atención son referentes en la historia médica del Ecuador. Eso no les importa a los actuales directivos, ni a los anteriores.

Lo que sorprende es que los servicios del Paulson pasan al Vernaza, que bien manejado, de acuerdo a la realidad que vivimos, puede alojar a los hospitales de maternidad y psiquiátrico. Para esto se necesita dinero y gente que piense de una manera técnica, sin pasiones ni pretensiones de traer ideas de otros lares ajenos a nuestra realidad.

Una enorme clínica, con fines de lucro, que produzca rentas para ayudar a la gente pobre o de escasos recursos que acudiría a un único hospital sería un gran paso para la beneficencia.

Dinero existiría si vendieran los terrenos del Instituto de Neurociencias, antes llamado Lorenzo Ponce. Cómo obtener recursos, es posible.