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Latinoamérica: poco de qué estar orgullosa

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Latinoamérica no ha logrado salir de su círculo vicioso’.

Al independizarse nuestra región, de España, hubo gran expectativa sobre un gran mercado que había estado cautivo por siglos, se insertaría en el mercado mundial.

Ingleses y estadounidenses asumieron el liderazgo en comercio e inversión; también otros países europeos. Los inversionistas se fijaron en los enormes recursos naturales. Pero en las primeras décadas se dieron cuenta de que no era la tierra prometida. El militarismo, contrabando, ignorancia, golpes de Estado y demás males característicos de nuestra región, los decepcionaron.

Cuando terminó el siglo XIX, el crecimiento del PIB de América Latina había sido bastante menor que el de Estados Unidos. La renta por habitante fue alejándose de la nuestra, cada década, hasta convertirnos en el “patio trasero”. Las razones son muy conocidas: baja inversión en educación, salud y obras públicas; alta en gastos militares.

En el siglo XX, algunos países lograron separarse del resto, consiguiendo mejorar el nivel de vida, como Costa Rica y Chile. Argentina y Venezuela habiendo sido los países más ricos de la zona tuvieron notable retroceso, sobre todo Venezuela

Latinoamérica no ha logrado salir de su círculo vicioso. Ya no hay golpes de Estado, la mal llamada democracia se encarga de elegir a los falsos demócratas que terminan siendo dictadores. En América Latina la mayoría de los premios Nobel son en literatura, apenas 3 en medicina y dos en química. El progreso material no viene con las letras, sino con los números. En los concursos internacionales de matemática nos encontramos mal ubicados, a diferencia de los asiáticos, que están en los primeros puestos. Por decenios EE. UU. tuvo la mayor cantidad por año de estudiantes graduados en ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas. Actualmente ha sido desplazado por China e India.

Ahora, física, química, matemática y biología tendrán un rol estelar en el incremento del nivel de vida de los pueblos. La robótica durante las próximas dos décadas formará parte de nuestras vidas. Igual puede afirmarse sobre inteligencia artificial, medicina regenerativa, energías alternativas, etc.