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Primer año del gobierno de CREO

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Según el art. 147, numeral 7, de la Constitución de 2008, el presidente debe “presentar anualmente a la Asamblea Nacional, el informe sobre el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo y los objetivos que el gobierno se propone alcanzar durante el año siguiente”.

La presentación y análisis del Informe a la Nación por el primer año de gobierno del banquero presidente del Opus Dei no ha hecho más que ratificar, una vez más, lo que hemos venido sosteniendo a través de esta columna sobre las características, capacidades y decisiones de este régimen ultraconservador y neoliberal ortodoxo, lo que ha sido también reconfirmado por otros analistas de medios de comunicación del país. Según el art. 147, numeral 7, de la Constitución de 2008, el presidente debe “presentar anualmente a la Asamblea Nacional, el informe sobre el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y los objetivos que el gobierno se propone alcanzar durante el año siguiente”. En su exposición de casi 2 horas apenas mencionó lo relacionado con el plan de gobierno presentado al CNE y el PND Creando Oportunidades 2021-2025, los que quedan como temas pendientes; habiendo concentrado su narrativa en los objetivos para el segundo año. Estos fueron generales y opacos pero pletóricos de buenas intenciones para un futuro próximo, incierto y desconcertante. Ello refleja la caída en picada de la aceptación del banquero presidente, de un 74 %, en sus 100 días de gestión por el éxito del plan masivo de vacunación, al 29 % de aceptación actual por el desgobierno existente y empobrecimiento material y de expectativas de la población. Entre las múltiples crisis que se han presentado en la coyuntura, sean estructurales o del momento histórico, heredadas o recientes, se destacan: recesión económica, inseguridad ciudadana, pandemia, violencia carcelaria, regresión de derechos de la mujer y carencias de recursos y medios como medicamentos, cédulas de identidad, pasaportes, ausencia de mantenimiento de obras públicas, reducción de presupuestos de instituciones sociales estatales por presión del FMI, lo que genera en el imaginario colectivo una percepción de ausencia del Estado y de un gobierno fallido. Finalmente, según Expreso solo 32 % de la ciudadanía le cree a Lasso; su informe generó dudas y desconfianza, ya que seguimos viviendo en el país del desencuentro. No hay diálogos ni acuerdos, peor el fortalecimiento de capacidades frente a las oportunidades que plantea la ortodoxia neoliberal.