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Por Guayaquil metropolitano

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En poco más de una década la ciudad-puerto cumplirá sus primeros 500 años, para lo cual debemos prepararnos desde ya, superando los problemas actuales.

Mañana lunes celebramos un año más de la fundación española, con sus traslados, de Santiago de Guayaquil, que van desde su primer emplazamiento andino hasta la localización final en el ‘cerrito verde’, en el estuario del Guayas, según Aspiazu C. y Gómez I. Festejaremos los 488 años de una agitada y complicada historia urbana y una gran existencia como urbe resiliente, que ha superado ataques de piratas, incendios y epidemias. En poco más de una década la ciudad-puerto cumplirá sus primeros 500 años, para lo cual debemos prepararnos desde ya, superando los problemas actuales (la pandemia de COVID-19 y sus 21 mil muertos, la pobreza y desigualdades, escaladas delincuenciales y del crimen organizado, informalidad, segregación socio-residencial, corrupción pública y privada, etc.) y definiendo y ejecutando un proyecto histórico de metrópoli con sentido ciudadano, integración integral y sin exclusión, aprovechando que estamos en una coyuntura preelectoral, pero sin baratillos de ofertas como clientelarmente lo han hecho todos los ediles. El proyecto histórico de futuro debe basarse en estos ejes programáticos: 1.- La conformación legal y económica del distrito metropolitano, de hecho, desde la ciudad-puerto el tejido urbano se extiende a territorios pertenecientes a los cantones de Durán, Samborondón, Nobol, Daule, Yaguachi y, próximamente, Salitre. 2.- Definir y diseñar un plan de desarrollo metropolitano, con horizonte al 2050, que tenga en cuenta los peligros que acechan: cambio climático y riesgos de inundación en áreas de la cuenca baja del Guayas, guerra de las drogas, desglobalización, nuevas pandemias, entre otros. Que fije las tareas del Consejo Metropolitano y de cada uno de los municipios. 3.- Diseñar y conformar un sistema de movilidad metropolitana de diversas modalidades: autobuses, fluvial, ciclísticos y trenes de cercanía. 4.- Cambiar las pautas imperantes de urbanismo, introduciendo nuevos criterios como “la ciudad de 15 minutos”, con más espacios públicos y áreas verdes, que provoquen cambios en la vida urbana asegurando el derecho a la ciudad para todos. 5.- Priorizar y fortalecer la salud, educación, seguridad y empleo decente.