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Sin crecimiento no hay componte

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"... como efectivo comunicador que es, liderar las decisiones que marquen señales claras y precisas de que sus mensajes de campaña, los que le dieron el triunfo, no han quedado olvidados y que, por el contrario, siguen vigentes"

El Plan de Desarrollo y la Programación Fiscal 2021-2025 revelan un panorama de anémico crecimiento. De cumplirse las proyecciones del MEC y la SNP tendríamos una economía que, recién para finales del período, estaría emergiendo del pozo en el que nos introdujeron Moreno y la pandemia. La deuda pública, calculada de acuerdo a las convenciones contables del FMI, y servida debidamente, bajará del 63 % al 55 % del PIB, por lo que Ecuador será un exportador neto de capitales (al revés de lo que debe ser). El consumo, el componente mayor del valor agregado asimila la imagen de un rebote de pelota desinflada. La formación bruta de capital fijo (inversión pública) sería declinante en el período, lo que tendría efecto sobre la generación de empleo. En general, todos los componentes de la estructura económica lucen como casa desvencijada en peligro de caerse.

En términos de renta per cápita, la recuperación será tan leve que podría darse o no darse en la medida que el crecimiento se coloque en 2,6 %, tasa ligeramente mayor a la del crecimiento poblacional.

El Plan de Desarrollo, a su vez, propone una lista robusta de iniciativas que, en la imaginación fértil de los planificadores, contiene metas a lograr de ¡hasta dos cifras decimales! Se da así una sensación de certeza a cálculos que no la tienen, como toda la experiencia con los tales planes lo demuestra. Repasadas las intenciones, las cifras de inversión que las cotejan suman $ 14.000 millones para el quinquenio, las que apenas superan los casi $ 13.000 millones de Moreno, que nos legaron un crecimiento menor al 2 %.

Son datos limitados al sector público, pero el gobierno pesa de más en la economía ecuatoriana, y existe la intención, plasmada en el proyecto de la ley de oportunidades, de extraer, anualmente, $ 1.400 millones del bolsillo de los contribuyentes, que, tal como están las cuentas, irán a parar en el gasto corriente, empezando por el pago de intereses y seguido a pie juntillas por el rol de pagos y los gastos de funcionamiento del gobierno.

Hay, dentro de todo este desánimo, sin embargo, el mérito de la ninguna insistencia respecto de lo que pueda ocurrir en el sector productivo, sector que, por otra parte, seguirá atado en camisa de fuerza si no hay cambios en la estructura del Estado, como lo he argumentado en todo momento.

Los ejercicios matemáticos dan la apariencia de rigurosidad y exactitud. Felizmente, ninguna economía se rige por los argumentos de las ecuaciones, sino por las acciones de la gente; por lo que hacen y deja de hacer individual y colectivamente.

El presidente debe hacer caso omiso de las tristes cifras que le han presentado y, como efectivo comunicador que es, liderar las decisiones que marquen señales claras y precisas de que sus mensajes de campaña, los que le dieron el triunfo, no han quedado olvidados y que, por el contrario, siguen vigentes.

Hay que inspirar ánimo y sembrar expectativas positivas de propósito y energía para combatir y vencer los obstáculos que a diario asaltan nuestros sentidos. El factor subjetivo manda, y ese factor subjetivo, cuando es positivo, provoca crecimiento: y es en el crecimiento donde residen las causas necesarias para salir adelante.