Francisco Rosales Ramos | ‘Populos locutos est’
El desafío de Noboa es, con humildad, reestructurar el gabinete con ministros de fuera de su círculo empresarial y de amigos
Las preguntas del pasado domingo eran muy difícil de perderlas. Inclusive la convocatoria a una asamblea constituyente era poco probable que se la niegue. Pero el mundo real no es el mismo de las lucubraciones de expertos políticos y estrategas de comunicación. Los ciudadanos confirmaron con mayorías inobjetables que en estos procesos no se vota solamente por el contenido de las preguntas, sino principalmente por la aceptación de los gobiernos que las convocan. Febres-Cordero en 1986, Durán Ballén en 1994, Lasso en 2023 y ahora Noboa en 2025 confirman lo expresado.
La consulta de Noboa en 2024 se la aprobó salvo una de las preguntas. Pero al ciudadano le molesta que un año después le pidan un nuevo acto de fe.
El resultado de noviembre 16 no implica que el elector rechaza el apoyo de Estados Unidos para luchar contra la mafia, que apoya a las bandas y bandidos, que está de acuerdo con una Asamblea con más de 150 diputados que carecen de prestigio, que se destinen dineros públicos a mantener partidos y grupos políticos que son repudiados por la ciudadanía, ni que apoya la Constitución de Montecristi. El No mayoritario fue para reclamar cambios profundos a un gobierno que ha mostrado tendencias autoritarias y buscado el control de todas las instituciones: la Asamblea, la Corte Nacional, el Consejo de la Judicatura, el CPCCS, la Fiscalía y hasta la Corte Constitucional
La arrogancia al no responder a preguntas fundamentales, como la eliminación de la deuda del grupo Noboa al SRI, evadir la responsabilidad política en la compra de los generadores Progen, carreteras en mal estado, deficientes servicios de salud, educación y registro civil, el conflicto de intereses de altos funcionarios como el presidente del IESS, el aumento de la inseguridad y las muertes violentas, mediocridad de varios ministros, son explicaciones para la catástrofe de la consulta.
El desafío de Noboa es, con humildad, reestructurar el gabinete con ministros de fuera de su círculo empresarial y de amigos, y ajustar la gestión de su gobierno a la nueva realidad.