Columnas

¡Llegó mayo!

"Aunque, decía Zapata; las tortillas se hacen de maíz, no de esperanzas, hay que mantener en primer plano la esperanza de mejores días"

Parecía lejano, remoto, inalcanzable y ya está aquí, con nosotros ansiosos, expectantes, en espera de mejores días. Llegó mayo y en tres semanas tenemos un cambio de gobierno. Sí, un cambio de gobierno, lo que significa la forma en que se ejerce dicho gobierno. No únicamente un cambio del gobernante.

Pese a todo, a que por ejemplo, no hemos guardado aceite para mayo, estamos llenos de esperanzas. Las promesas coinciden con nuestras aspiraciones. La coincidencia en vacunar a la mayor cantidad de ecuatorianos lo más pronto posible tiene sustentos biológicos, epidemiológicos, sociales y económicos. (El virus de la COVID-19 muta y la vacunación pierde efecto. Por otra parte, si nos descuidamos, la epidemia de coronadengue puede ser muy grave. Al tiempo que se vacuna también hay que eliminar criaderos de mosquitos y los mosquitos adultos. ¡Cuánta falta nos hace el Instituto Nacional de Higiene en Guayaquil!). Tener un “zar de la vacunación” es una buena idea y que nos vacunen donde votamos, también. Ojalá tengamos recursos suficientes, con el apoyo del sector privado y el sector social para montar tan ambiciosa logística.

Una vez vacunados volveremos, la mayoría de nosotros, a nuestros lugares de trabajo y, en esfuerzo conjunto contribuiremos a reactivar la economía. A reconstruir la mesa y a servirla pero… para todos. Hambre cero, debe de ser una de las consignas y la producción alimentaria alcanza para poder cumplirla si distribuimos la comida como es debido. Y, además, mejorará la nutrición de los ecuatorianos. No habrá tantos obesos ni tantos macilentos. El asunto es de mínima justicia. Un campesino del Chimborazo lo definió en una antigua conversación conmigo: “Yo solo quiero -supo decirme-, que así como cuando llueve, llueve sobre la tierra del patrón y la mía. Igual, cuando haya pan en la mesa del patrón, haya pan en mi mesa”. Pan en todas las mesas… entonces. Esa es otra consigna. Y comedores populares, de nuevo, con apoyo de las empresas y de la sociedad en general.

Se requiere una gran minga nacional para empezar a construir una nueva república. Soñemos, otra vez.