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El doctor Medardo Mora

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Reciba Medardo nuestro abrazo solidario. Su tenacidad de hombre libre ha derrotado otra vez a la infamia.

La sola mención de su nombre es sinónimo de manejo pulcro y eficiente de las instituciones a su cargo, de alto pensamiento cívico constituido en baluarte de la ciudad (Manta) donde interactúa, y de invariable posicionamiento doctrinario en su provincia de Manabí y en el Ecuador entero.

El gobierno de la década infame pretendió atropellarlo en sus derechos y en su bien ganado y merecido prestigio, violentando la autonomía universitaria para despojarlo del dilatado pero fructífero ejercicio del rectorado de la universidad que con reconocidos desvelos llevó adelante, desde su creación hasta su evidente desarrollo durante los más de veinte años en que ejerció como su primera autoridad: la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manta (Uleam)

Hoy la justicia le reconoce la razón por la que desde el 2015 venía clamando y le confiere la plenitud de sus reclamaciones sin otro beneficio que, enderezando una injusticia, darle vuelo libre otra vez para seguir aportando en función de los más altos intereses de su querida Manabí y de la comunidad ecuatoriana toda, tal cual ha venido haciendo a lo largo de su fructífera vida.

Grato es para quienes compartimos columnas en esta libérrima página editorial de EXPRESO, evidenciar la alegría que compartimos al conocer que la administración de justicia asume como tal el atropello sufrido por la Uleam y su rector de entonces, en afán de tomar el control político de un centro de educación superior que, respetando su autonomía, nunca estuvo en riesgo de conmoción interna, artificio al que mañosamente se aludió para pretender justificar la maliciosa intervención.

Por lo demás, ampliamente conocida es la hoja de vida de Medardo Mora Solórzano, como para pretender reseñarla aquí.

Bajo su mandato en el Consejo Nacional de Rectores, de entonces, se consagró, mediante la creación de un fondo permanente, la certeza de la plena y tan preciada autonomía universitaria, al tiempo que su obligación de contribuir a la solución de los temas más urgentes de enfrentar.

Reciba Medardo nuestro abrazo solidario. Su tenacidad de hombre libre ha derrotado otra vez a la infamia.