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¿Diciembre en paz y festivo?

Avatar del Francisco Huerta

Es de esperar que este mes que empieza mañana sirva para reflexionar sobre todas las rectificaciones, de palabra y obra, que es urgente hacer’.

Empiezo este cañonazo de fin de noviembre expresando gratitud a dos mujeres nobles y generosas: la historiadora doctora Jenny Estrada Ruiz y la colega médica doctora Gladys Llanos de Ordóñez, quienes se han ocupado de escudriñar en la vida y obra, y ahora de difundirla, de otra tercera mujer de voluntad y sed de conocimientos extraordinarios: Matilde Hidalgo Navarro de Procel. Felicitaciones por su trabajo tesonero que rescata del pasado un magnífico ejemplo para las nuevas generaciones.

Igual gratitud debo manifestar para los amigos de Cuenca, que tuvieron la fraternal decisión de organizar, en el Salón de la Ciudad, un cordial homenaje en mi honor. Reitero mi compromiso de perseverar en los ideales que compartimos y agradezco también a los ciudadanos del Frente Cívico Ecuatoriano y a los hermanos de la Logia Vicente Rocafuerte, que tuvieron la generosidad de acompañarme. Es increíble, valga acotarlo aquí, que para llegar a la Atenas del Ecuador desde Guayaquil no exista otra alternativa que viajar cinco horas.

Pensando en diciembre quiero suponerlo en paz y festivo. Inicia el mes del fin de este año, que ha tenido de lo bueno, lo malo y lo feo, con los festejos de aniversario de la fundación española de Quito. Espero que la política no los empañe y el coronavirus tampoco. Habrá que celebrar sin olvidad la consigna COVID: cuidado objetivo, vacunación y distanciamiento físico, que no social. En los sitios de aglomeración preferiblemente solo los vacunados y aun ellos, con mascarilla. La pandemia está otra vez haciendo estragos en el mundo y tenemos un evidente repunte en el Ecuador. Sé que hay mucha gente esperando la reactivación económica para tratar de salvar sus negocios y ello es comprensible pero, sin poner en riesgo la vida. La lección europea tiene que asimilarse entre nosotros. Si bajamos la guardia corremos graves riesgos. Sin caer otra vez en el gran miedo, sería irresponsable llevar la COVID-19 de la fiesta a la casa.

Iguales precauciones hay que tener con los festejos navideños y de fin de año. En todo caso y por ahora me sumo con entusiasmo a un sentido: ¡Viva Quito!