Banano, salud y jubilados

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Yo alzo mi voz de viejo solidario para pedir un poco de consideración en el trato prioritario, y solidario, que merecen, pronto, quienes ya han cumplido, con ahínco y responsabilidad, sus deberes.

Hay quejas constantes de los sectores bananeros. Como no es un asunto que manejo con suficiente experticia, me limito a transmitir la inquietud de los productores orenses que se sienten perjudicados por los bajos precios y el acuerdo ministerial que así lo establece. En ocasiones la diferencia de precios del mercado spot hace que los pequeños y medianos productores se sientan perjudicados pero, en las ocasiones en que cae el precio de la caja es positivo tener un precio de sustentación. En todo caso, los grandes exportadores siguen creciendo. ¿Cuándo tendremos una política bien elaborada para normar la producción, la comercialización y los precios del banano, otrora primer recurso de exportación?

Por otra parte, la pandemia ha hecho tomar conciencia de la importancia del sector salud. No puede ser que únicamente sirva para facilitar los robos en la compra de insumos médicos o en la construcción de hospitales. Un Sistema Nacional de Salud es un imperativo respecto al cual debe ser obligatorio el pronunciamiento de los aspirantes a ocupar la silla presidencial.

Desde diversos sectores, como la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública o la Fundación Kimirina, se están organizando actividades para sugerir los mejores caminos para transitar hacia la provisión de una cobertura de salud a toda la población. Se espera poder contar con la participación de expertos de los países vecinos para intercambiar experiencias.

Y finalmente, pareciera eterna la situación crítica de los jubilados. Me llaman los de la Universidad de Guayaquil. Los profesores fiscales. De varias instituciones. Pobres viejos. Viejos pobres. Trabajaron hasta cuando les fue posible y ahora ni siquiera la paupérrima jubilación a que se hicieron acreedores les es pagada puntualmente y sin escamoteos.

Yo alzo mi voz de viejo solidario para pedir un poco de consideración en el trato prioritario, y solidario, que merecen, pronto, quienes ya han cumplido, con ahínco y responsabilidad, sus deberes.