Columnas

Un nuevo comienzo

"No queremos que retornen los corruptos al poder. El nuevo gobierno tiene que ser pulquérrimo"

Antigua es la expresión del título del presente “cañonazo” y con múltiples connotaciones. A mi entender, el 24 de mayo no solo se cambia de gobierno. El Ecuador tiene la oportunidad de iniciar un rumbo distinto en la conducción de los asuntos públicos. Por coincidencia interesante, después de un año se van a cumplir doscientos de la batalla del Pichincha y espero que esta vez la pandemia no impida conmemorarlo como es debido. 

Por lo pronto hemos logrado que alguien que no está manchado por la delirante corrupción de la década infame, presida la República. Ojalá cuando se den las celebraciones vivamos un ambiente de paz y progreso. En mucho depende para que así ocurra, de las acciones de los primeros cien días. 

Ahora el presidente Lasso debería preparar el mejor gabinete ministerial posible, que incorpore no solo a la diversidad política, que comprende incluso delincuentes, sino también a la diversidad socioeconómica. La nación no es solo sus políticos, sino fundamentalmente sus ciudadanos en las diversas actividades, y de entre ellos deberían de escogerse los ministros y los altos funcionarios del Estado. 

Me duele admitirlo, pero entre el común hay más gente honrada y capaz que entre los miembros de los grupos electoralistas, alianzas político-delincuenciales en que se han convertido algunos de los partidos. Sobra gente honesta y capaz para constituir un gabinete de lujo. En todo caso, reconociendo que muchos nombramientos tendrán que hacerse a base de compromisos políticos, el presidente tiene que mantener vigente su capacidad de solicitarles la renuncia, sin que se perturben los compromisos requeridos para la estabilidad del régimen, que fundamentalmente deben sustentarse en buen gobierno, antes que en buenos membretes partidistas. Pienso que el país requiere un ejercicio gubernamental liberado de otras ataduras que no sean la “opción preferencial por los pobres”.

Sin dramatizar -que no es mi estilo- en el Ecuador de estos días, complicado por la pandemia, la inseguridad y la corrupción, bien hace el presidente en plantear la diferencia entre la quiebra del Estado y la de las instituciones privadas, pero la fortaleza de ellas no llega a todos los sectores, y entre ellos hay muchos, demasiados, que están pasando hambre.