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Sombras y niebla

"En ese mismo acuerdo establece que si alguien “inobservase los criterios establecidos, será separado de su cargo y puesto a órdenes de la Fiscalía”

En 1991, el gran Woody Allen estrenó la película Sombras y niebla. En esta, filmada en blanco y negro, retrataba la historia de Max Kleinman, un gris oficinista al que a la medianoche se le encomienda la tarea de buscar a un asesino. Nadie le dice exactamente el porqué ha sido elegido, ni nadie le explica con exactitud cuál es la situación, ni su papel en la operación. Únicamente se lo ve perdido y solo en medio de una ciudad con niebla y oscuridad.

Al ver al ministro de Salud se me vino a la mente el personaje de Kleinman. Al igual que él, a Zevallos se le ha asignado ser el protagonista dentro de una trama que hace rato que lo ha superado y de la cual solo atina a balbucear explicaciones que nadie entiende, al igual que Kleinman. La película se desenvuelve sin que pareciera que hubiera una trama lógica y coherente, al igual que el misterioso Plan de Vacunación.

Lo que sí es casi de guion de cine de ficción es que el ministro (en minúscula) haya desplazado a los médicos de primera línea, a aquellos que enfrentan la enfermedad directamente, para ser uno de los primeros vacunados bajo el pretexto de honrar “a todas las personas, todos los médicos, al personal de salud que sufrió la enfermedad”. Que se sepa el Dr. Zevallos no está dentro del personal de salud que atiende a pacientes de COVID-19, ni es un adulto mayor de un centro geriátrico, que son los que, de acuerdo a su propia disposición, son prioritarios en el plan piloto. En ese mismo acuerdo establece que si alguien “inobservase los criterios establecidos, será separado de su cargo y puesto a órdenes de la Fiscalía”.

El plan de vacunación debe ser claro y público, el proceso de vacunación debe ser transparente, así como debe hacerse pública la lista de los vacunados en esa primera fase. Si el ministro de Salud quiere hacer un homenaje a los médicos y a los fallecidos, dé respuestas claras, cómpreles suministros, págueles sueldos decentes, haga pruebas masivas y abastezca de insumos y medicinas a los hospitales. O, mejor aún, salga de las sombras y de la niebla y dé un paso al costado, por el bien del país.