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Que quede constancia de que no hicieron nada

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"¿Quiénes son responsables? En primer lugar, un sistema de “justicia” caduco y corrupto que abusa de la prisión preventiva y que juega con la libertad de las personas..."

Como si fuera digno de destacar o de felicitar, el domingo anterior el Gobierno difundía la noticia de que ese día no se reportaban incidentes en ninguno de los centros de privación de libertad. Dos días antes, apenas, se desarrollaba otra batalla por el control de uno de los pabellones de la Penitenciaría del Litoral.

Mientras se consumaba el exterminio, la Policía no atinaba cómo actuar. Mientras algunos internos enviaban mensajes desesperados ante lo que sabían que se venía, las autoridades continuaban cenando y brindando como si nada estuviera pasando. Mientras aparecían cuerpos quemados e imágenes de terror todos guardaban silencio.

La información de lo que sucedió sigue siendo confusa e incompleta. De lo que se sabe al menos el 90 % de los asesinados pertenecían a un pabellón para detenidos por delitos menores o sin sentencia. En otras palabras, el Estado permitió y es responsable del asesinato de decenas de inocentes. Así lo estableció en el 2003 la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando indicó que quien sea detenido “tiene derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con su dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal … lo cual implica, entre otras cosas, que le corresponde explicar lo que suceda a personas que se encuentran bajo su custodia”.

Las explicaciones sobre la inacción, sin embargo, son insuficientes y poco creíbles. ¿Quiénes son responsables? En primer lugar, un sistema de “justicia” caduco y corrupto que abusa de la prisión preventiva y que juega con la libertad de las personas. En segundo lugar, un cuerpo policial sin dirección adecuada que debe ser urgentemente depurado e intervenido; y, principalmente, un Estado fallido incapaz de generar políticas de inserción social de los privados de la libertad ni de garantizar orden, seguridad y tranquilidad para los ciudadanos.

El relato de uno de los prisioneros quien transmitió en vivo el ataque debe quedar grabado para todos: “Que en este video quede constancia de que pudieron hacer algo y no hicieron nada”.