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Ciudades en riesgo

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Como se puede ver, Ecuador está propenso a sufrir casi todos, entre los distintos tipos de desastres naturales, salvo huracanes y tornados

En el año 2018, un informe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas estableció que tres de cada cinco ciudades del mundo con al menos 500.000 habitantes corren un alto riesgo de padecer un desastre natural. El conjunto de estas ciudades alberga a 1.400 millones de personas, es decir, alrededor de un tercio de la población urbana del mundo.

Se define al riesgo como “el grado de pérdida previsto, debido a un fenómeno natural determinado y en función tanto del peligro natural como de la vulnerabilidad” (Oficina de coordinación de socorro en caso de desastres).

Por otra parte, la vulnerabilidad de una sociedad está en relación entre su propensión a sufrir algún tipo de daño y las dificultades que enfrente para reponerse.

En un contexto urbano, un desastre se relaciona tanto con la estructura y función de una ciudad, como con las características y modalidades de vida de sus ocupantes, así como con factores como el crecimiento y densidad urbana y la desigualdad económica y social.

Los desastres producidos por la influencia y acción de la naturaleza se pueden subdividir en cuatro subgrupos: generados por procesos dinámicos en el interior de la Tierra, como sismos, tsunamis y erupciones volcánicas; generados por procesos dinámicos en la superficie, como cambios climáticos, deslizamiento de tierras, derrumbes, aludes, aluviones y huaycos (desprendimiento de lodo y rocas generado por altas precipitaciones pluviales); generados por fenómenos meteorológicos o hídricos, como inundaciones, sequías, heladas, tormentas, granizadas, tornados y huracanes; y de origen biológico, como plagas y epidemias.

Como se puede ver, Ecuador está propenso a sufrir casi todos, entre los distintos tipos de desastres naturales, salvo huracanes y tornados. Son los procesos de seguimiento, monitoreo y predictibilidad de las catástrofes naturales, así como la atención de la emergencia y diseño de estrategias para la reconstrucción, recuperación o rehabilitación de zonas afectadas, los que pueden evitar que se convierta en un desastre y que una ciudad cobre vidas humanas.