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Florencio Compte | La Cárcel Pública Municipal de Guayaquil

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El edificio de la Cárcel Pública Municipal está abandonado a pesar de su indudable valor histórico y patrimonial

Guayaquil no estuvo al margen de los avances tecnológicos vinculados a la industria de la construcción ni de los cambios que en el mundo se fueron dando en la arquitectura. Desde finales del siglo XIX se empezó a introducir el cemento en la construcción de algunos mausoleos del cementerio de la ciudad, así como en la fabricación de tuberías para desagüe, bloques de cemento armado, mosaicos y tuberías.

La primera edificación que utilizó cemento fue la Cárcel Pública Municipal, cuyos trabajos se iniciaron en 1886, con diseño y bajo la dirección del arquitecto italiano Rocco Queirolo Pinasco. El edificio tenía muros de ladrillo de casi un metro de espesor, sobre los que se asentaban los pisos y la cubierta de madera. Luego del Gran Incendio del 5 y 6 de octubre de 1896, el edificio sufrió graves afectaciones que destruyeron sus pisos y los elementos de madera, por lo que en 1902 se inició su reconstrucción en hormigón armado a cargo del ingeniero venezolano Francisco Manrique Pacanís, quien lo concluyó tres años más tarde, en 1905, convirtiéndose, de esta manera, en el primer edificio del Ecuador con ese sistema constructivo. Manrique había llegado al Ecuador como representante de Françoise Hennebique, quien había patentado el más importante y exitoso sistema constructivo de pilares y losas de hormigón armado con representaciones en muchos países del mundo. Hoy, lamentablemente, el edificio de la Cárcel Pública Municipal está abandonado a pesar de su indudable valor histórico y patrimonial para Guayaquil.

No fue sino hasta el año 1914 cuando se emitió en Guayaquil una ordenanza que regulaba la construcción de edificaciones que utilizaban el cemento como material de construcción. Sin embargo, recién al año siguiente se emitió una nueva Ordenanza de Construcción y Ornato cuando la Municipalidad incorporó la posibilidad de construir con cemento armado. En esa ordenanza se establecía, nuevamente, que los planos de construcción solo podían ser realizados por ingenieros o arquitectos, quienes debían garantizar la estabilidad del edificio.