Premium

Florencio Compte: Fumata blanca

Avatar del Florencio Compte

Su discurso y la elección del nombre León dan pistas sobre el rumbo que tomará la Iglesia bajo su papado

La fumata blanca de la capilla Sixtina alertó a los asistentes del la Plaza de San Pedro y a los millones de espectadores de todo el mundo. El cardenal protodiácono Dominique François Joseph Mamberti pronunció la frase esperada: “Annuncio vobis gaudium magnum: Habemus Papam” (Les anuncio una gran alegría: ¡tenemos Papa!), “Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Robertum Franciscum Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Prevost qui sibi nomen imposuit León XIV”. De esta manera, el mundo se enteró de la designación del cardenal agustino norteamericano (nacionalizado peruano) Robert Francis Prevost, como nuevo líder espiritual de la Iglesia católica y jefe del Estado Vaticano por parte de los 133 cardenales habilitados para ello.

Previo a la elección, la polémica no estuvo ausente, ya que dos cardenales cuestionados quisieron participar en el cónclave: Giovanni Becciu, condenado por malversación de fondos y blanqueo de dinero; y Juan Luis Cipriani, sacerdote del Opus Dei, sancionado por el papa Francisco por denuncias de abuso sexual.

Para muchos, el nombre del cardenal Prevost como 267 Papa de la Iglesia católica y noveno soberano de la Ciudad del Vaticano fue inesperado. Así, también se cumplió el antiguo precepto de la Iglesia: “El que entra de Papa, sale de cardenal”.

Tanto su discurso, con referencias a su antecesor, el papa Francisco, como la elección del nombre de León nos pueden dar una idea de hacia dónde conducirá a la Iglesia durante su papado.

León XIII, quien fue Papa entre 1878 y 1903, no solo apoyó el desarrollo del conocimiento científico, sino que dio nacimiento a la Doctrina Social de la Iglesia a través de la encíclica Rerum novarum de 1891, donde advierte la necesidad de una Iglesia que mire y esté acorde con los cambios económicos, sociales, políticos, espirituales y culturales de su época, y que dé respuesta a los obreros, afectados por la Revolución Industrial.

De la misma manera, se espera que León XIV siga el camino de Francisco hacia una Iglesia más cercana a la gente y más acorde a las necesidades del siglo XXI.