Premium

Fernando Insua Romero | La hoguera sin luz

Avatar del Fernando Insua Romero

Recordemos que esta situación desde la época de Lasso se veía inevitable.

La ministra Arrobo, quien hasta hace pocos días era aplaudida por ser un ejemplo de empoderamiento y éxito, entre otras razones por haber logrado ser la primera mujer ministra de Energía y Minas a los 33 años, pasó del éxito al fracaso por decreto. Como parafraseando a Hemingway, “París ya no es una fiesta”, ella fue arrojada a la hoguera de la culpa por los apagones, que hasta hace poco no eran tales, sino “desconexiones”, un eufemismo similar a decir que “no fue un disparo, sino que la víctima se golpeó con la bala”.

Se critican las declaraciones de la ministra pocos días antes de los apagones oficiales, al manifestar que los cortes de luz “están descartados”. Pero recordemos que fue el presidente quien, desde enero, celebró como una victoria histórica la aprobación de la Ley de Competitividad Energética, más conocida como (y no es broma) “Ley No Más Apagones”, posicionando esa retórica de victoria energética en el discurso oficial.

Volviendo al tema de las declaraciones de la ministra a principios de abril, si bien ella se había pronunciado acerca de que los cortes de luz estaban descartados, tal vez por presión de un gobierno siempre en campaña (militar o electoral, quién sabe), en la misma declaración ya advertía la situación grave de baja generación eléctrica y que los embalses de agua en las centrales hidroeléctricas estaban en niveles mínimos. Para sorpresa de pocos, el elefante en la habitación se hizo más que evidente y se tuvo que reconocer a pocos días de la consulta popular que la energía tiene que ser racionada, un golpe más a la población. Aunque por el ‘mes de la consulta’, es decir, abril, el Gobierno anunció que durante una semana no habría apagones y que pagaría la mitad de la planilla eléctrica (habría que ver cómo). Valdrá preguntarse, ¿qué pasará después de abril?

Si bien los ministros son responsables de sus carteras y están destinados a ser los fusibles de los gobiernos de turno, se esperaba un mínimo de reconocimiento de las fallas por parte del régimen. Pero volvemos al discurso del enemigo oculto para responsabilizar de todo; ahora son los saboteadores. Recordemos que esta situación desde la época de Lasso se veía inevitable.