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Fernando Insua: La Asamblea, hora de marcar tarjeta

Avatar del Fernando Insua Romero

Por eso la reforma no debía partir del castigo populista, sino de algo más básico y justo: devenguen los impuestos y laboren

Durante años la Asamblea Nacional fue el reflejo más fiel de lo que no debe ser una institución democrática, con un triste récord de sesiones perdidas por falta de ‘quorum’. Pero si algo encendió la indignación ciudadana fue descubrir que varios asambleístas marcaban asistencia y se iban, como si su compromiso con la patria se limitara a pasar lista y cobrar.

La práctica recuerda a esos niños que solo leen cuando la maestra los mira, o que se limpian la nariz porque la mamá los obliga. Legisladores que se burlaban de sus votantes llevando a la Asamblea los vicios de ciertos oficinistas sin vocación: marcar tarjeta y desaparecer. Dignos ejemplos de la cultura del ‘yo soy el más bacán’. Solo en 2023, más de 50 sesiones se suspendieron por falta de ‘quorum’, y en promedio, un tercio de los asambleístas no asistía con regularidad, sin autofuero moral ni respeto por la institución que representan.

Frente a ese escenario, las reformas impulsadas por Niels Olsen, nuevo presidente de la Asamblea, no son solo oportunas, sino necesarias. “Si los ecuatorianos trabajan toda la semana, sus representantes también”, dijo, y no hay frase más sensata para una república que quiere dejar de ser cómplice del cinismo político. Ahora las sesiones plenarias se desarrollan de lunes a miércoles, mientras las comisiones trabajan toda la semana y los viernes se dedican a actividades en territorio. Una decisión simple, pero profundamente simbólica: legislar es un trabajo a tiempo completo, no un simulacro laboral.

Porque sí: es absurdo pedir que los asambleístas no cobren sueldo (es un trabajo, y uno debería sospechar de quien viaja a otra ciudad para no cobrar nada), o que se reduzca su número (tiene que existir un mínimo de representatividad). Por eso la reforma no debía partir del castigo populista, sino de algo más básico y justo: devenguen los impuestos y laboren.

Podrá discutirse si ADN ha copado el poder o si a la oposición se la escucha poco o mucho. Pero lo que hizo Olsen en la parte administrativa fue, sin matices, un acto de justicia con quienes trabajan todos los días de sol a sol y esperan -al menos- un mínimo de respeto por parte de quienes dicen representarlos.