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Ecuador destila sangre

Avatar del Fernando Cazón

El problema radica en que las mafias están en todas las esferas

Las películas hollywoodenses de acción con las que muchos crecimos nos han mostrado siempre la misma trama en la pantalla chica y grande: dos bandos -los buenos y los malos- y un enfrentamiento que dejaba en su camino un sinnúmero de muertos, pero con victoria segura para quienes están del lado de la justicia. Una vez más, el séptimo arte nos vende fantasías, haciéndonos soñar con la platónica Liga de la Justicia, esa que en nuestro país ¡no existe!

Lo que debería haber sido un feriado tranquilo, ya que se trataba no solamente de días de descanso sino también de reflexión debido a la Semana Santa, nos deja un saldo sangriento de víctimas mortales a nivel nacional. Y no hablamos de muertes accidentales por imprudencias al volante debido a ingesta de alcohol. Se registraron durante los días de asueto 56 muertes violentas en todo el país y Guayas se lleva el primerísimo lugar de víctimas mortales, una vez más.

La guerra entre las bandas narcodelictivas lo ha sobrepasado todo, las venganzas a sangre fría entre estas mafias nos dejan postales difíciles de borrar de la mente, porque ya no se trata de eliminar a los implicados en actividades ilícitas, ahora hasta se mata a sus familiares, sin importar la presencia de niños. Y pareciera (usando el verbo parecer para ser optimistas) que nuestros organismos de control fungen de objetos decorativos. La seguridad ciudadana se ha quedado en concepto, en papeles y en palabras que se las llevó el viento y que fueron usadas para ganar nuestro voto.

El problema radica en que las mafias están en todas las esferas: los antisociales se venden por unas cuantas monedas, matan, los apresan por su delito y salen de prisión a seguir cobrando pequeñas regalías que ganan a punta de plomo y sangre. Pero también existen los delincuentes de cuello blanco, que con su poder e influencias hacen y deshacen a su antojo. Esos individuos que se hacen llamar "nuestros salvadores", lo único que hacen es salvar su pellejo y llenar sus bolsillos.

Vivimos en un país donde las esperanzas mueren a diario, así como muere la gente. La luz al final del túnel parece que se ha apagado.