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Problemas externos

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Un bajo crecimiento en EE. UU. durante 2023, 0,5 % según Banco Mundial, podría impactar en el ritmo de crecimiento de las remesas con fuente americana

En una reciente charla con empresarios, al final surgieron varias preguntas relacionadas con el bajo nivel de inversión extranjera directa, la importancia de contar con tratados de libre comercio y cómo nos afecta el entorno de recesión de nuestros principales socios comerciales. Veamos esta última.

Considerando las recientes estimaciones presentadas por el Banco Mundial semanas atrás, en el caso de Estados Unidos, señaló un crecimiento de 1,9 % para 2022. Recientes estimaciones mejoraron la expectativa de crecimiento del último trimestre a 2,9 % y ello podría llevar a una mejora del crecimiento anual hasta 2,1 % en 2022.

Un bajo crecimiento en Estados Unidos durante 2023, 0,5 % según Banco Mundial, podría impactar en el ritmo de crecimiento de las remesas con fuente americana, pero es poco probable que afecten las principales exportaciones, que durante las recientes crisis de 2008 y 2020 pudieron acomodarse adecuadamente. 

La situación será diferente para una empresa o producto consolidado que para una de reciente incursión al mercado, la cual podrá enfrentar mayor resistencia.

Para la Zona Euro el tema es más complejo. La reciente estimación señala que no reflejará crecimiento, por lo que pensar en diversificar mercado siempre será una buena estrategia.

China con expectativas de mejor crecimiento y reapertura poscovid, junto con la negociación de acuerdos comerciales, ganará espacio en la “canasta” económica que cada empresa deba ir construyendo.

El sector externo ecuatoriano, luego de 10 años, vuelve a representar más del 54 % del PIB, empujado principalmente por el repunte del precio de petróleo, la exportación de camarón y la reactivación de importaciones. Una economía abierta al sector externo deberá observar con mayor detenimiento lo que hagan sus socios comerciales.

Localmente es poco lo que se puede esperar del Gobierno para incidir en el ritmo de crecimiento de la economía ante choques externos. La obra pública y la inversión privada de largo plazo ‘capturadas’ en el componente del PIB llamado Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF) no han logrado retornar a niveles previos al 2020.

Considerando los tres primeros trimestres, en 2022, representa el 21,1 % del PIB, por debajo del 21,2 % del 2021 y también del 21,4 % del 2020.

La Inversión de Largo Plazo, pública y privada, representó el 25,8 % del PIB en 2018 y 25 % en 2019.

La FBKF en el período 2007 a 2019 fue 25,1 % del PIB para Ecuador y 20,8 % promedio para América Latina.

Mientras algunos insistimos en la necesidad de incrementar la obra pública para incidir en la economía, pareciera que la ruta trazada es “’contentarnos’ con ubicarnos en el promedio que ha tenido América Latina.

Ubicarnos en el promedio podría ser una estrategia coherente si muchas de las necesidades de infraestructura estuvieran satisfechas, pero claramente no es ese nuestro escenario. Incluso, si la población estuviera dispuesta a correr con los gastos que demanda concesionar la totalidad de una obra, digamos una carretera, se podría pensar en delegar su construcción al sector privado, pero es complicado. Acá lo que ven como normal es no pagar.

Habrá que prepararse para salir de ese promedio.