Pesca a río revuelto

Es indudable que hay casos de corrupción que involucran a altos funcionarios del Gobierno
La democracia es una forma de gobierno donde el poder es del y para el pueblo, y el veredicto electoral de hace dos años declaró electo a Lasso como presidente del Ecuador, nos guste o no; por ello las voces desestabilizadoras son un claro atentado a ese régimen que, mal o bien, entre altos y bajos, nos ha acompañado desde que dejamos la dictadura en los ochenta.
Que no se malinterpreten estas líneas, yo no defiendo ninguna afiliación política. Mi posición es que la democracia debe estar sobre cualquier cálculo político o conveniencia antojadiza.
Es indudable que hay casos de corrupción que involucran a altos funcionarios del Gobierno, pero de ninguna manera deben ser mal utilizados con el propósito de armar un trampolín político, para que con saltos acrobáticos pretendan aterrizar en el sillón presidencial.
Rechacemos las posiciones oportunistas que buscan llevarnos a elecciones presidenciales anticipadas, aprovechando sus niveles de preferencia coyunturales para abusar del favor popular.
Afortunadamente, el Gobierno sabe claramente que provocar la muerte cruzada sería un suicidio político, pues en las elecciones que nos obligarían a realizar se abrirían las puertas de par en par a las fuerzas que por una década fustigaron al Ecuador.
Es hora de restablecer los puentes quemados que los tienen aislados y sin capacidad de manejo en las crisis políticas. Tienen un buen ministro de Gobierno que con un golpe de timón aún puede recuperar el rumbo perdido.
Esperemos que no sea tarde, en vista de que los recientes resultados electorales han abierto el apetito a los depredadores, que siempre estuvieron rondando alrededor de su presa en busca del momento preciso para atacar.
Sin una fuerza política contundente, el Gobierno juega con la cancha inclinada, sin embargo, ellos sabían a lo que se exponían cuando decidieron romper con todos sus aliados de coyuntura.
Que la democracia triunfe y mantengamos el orden por el bien del país. Y esperemos que en esta pesca a río revuelto no terminemos por confirmar que la medicina fue peor que la enfermedad.