Columnas

Dispersión electoral

Lo que nuestro país necesita es un presidente con personalidad, preparación y debidamente capacitado para liderarlo hacia la tan ansiada recuperación social, moral y económica.

El ambiente electoral se agita conforme se acerca la fecha para que los partidos y movimientos políticos, designen a sus candidatos. Algunos están cantados y montados hace rato en precampaña. Otros suenan como gran opción, sin que hasta ahora algunos de ellos tome la decisión de participar.

En estas elecciones debemos estar alerta a los caballos de Troya, que disfrazados de izquierda ambientalista y pacífica nos puedan meter, subrepticiamente, otra era dictatorial, como la instaurada por el prófugo de Bélgica.

Si tuviésemos que marcar el tablero electoral entre derecha e izquierda, diríamos que en la izquierda están básicamente los correístas y el representante de los indígenas, que al final son la misma jeringa con distinto bitoque. Mientras que en la orilla contraria tenemos al menos cuatro candidatos, unos con más posibilidades que otros. Si todos estos precandidatos corrieran para la presidencia, lo que causarán es la dispersión del voto anticorreísta. Lastimosamente, sabemos que Guillermo Lasso no cederá su postura para permitir que otro candidato sea el que corra, por lo que el fraccionamiento está prácticamente decretado.

Las posturas de los posibles candidatos Noboa y Sonnenholzner son diferentes, ellos han expresado su intención de trabajar por una opción de consenso con el propósito de consolidar la votación contra el correísmo o cualquier otro de similares características.

Por su parte, los correístas, pregonan sin descanso sus ganas de regresar al poder, para sin lugar a dudas, volver a someter al Ecuador a una dictadura inmoral y sin respeto a la democracia.

Esperemos que los candidatos contrarios a la línea correísta entiendan dónde ha estado la trampa en las últimas elecciones, para que no vuelvan a caer en ella. No es solo el fraude electoral sino también la atomización del voto, que les dejará la vía libre a los correístas para coronar las elecciones.

Lo que nuestro país necesita es un presidente con personalidad, preparación y debidamente capacitado para liderarlo hacia la tan ansiada recuperación social, moral y económica.