¿A cuál riesgo país debemos prestar atención?
Si hiciéramos una encuesta sobre lo que la población cree que es el riesgo país, con seguridad nos comentarían sobre lo ocurrido en las cárceles, lo que le pasó al vecino y hasta la intranquilidad de celebrar hoy a nuestras madres en su día por su sacrificada entrega
Hay múltiples índices globales que dan señales de cómo le va a cada país en relación a otros, uno de ellos, el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial del año 2020 mostró a Ecuador en el puesto 90 de 140 países y la meta del gobierno es que se acerque a la posición 65.
¿Qué nos mantiene alejados de puestos estelares? Nos califican como muy malos en la "eficiencia y sofisticación de los procesos comerciales en el país" y en "factores que impulsan la intensidad de la competencia interna y externa y las condiciones de la demanda". La mejor posición la tenemos en "Salud y expectativa de vida", así como "Infraestructura por la calidad y disponibilidad de infraestructura de transporte, electricidad y comunicaciones".
La tarea para subir puntos en el "ranking" es compleja, porque justamente en donde estamos mejor calificados es en donde sentimos la ausencia de política y acción que va deteriorando las actuales expectativas y se van juntando con nuestras mayores preocupaciones, que deben ser atendidas por el gobierno de turno: nuestras carreteras, hospitales, escuelas, salud y seguridad.
Si hiciéramos una encuesta sobre lo que la población cree que es el riesgo país, con seguridad nos comentarían sobre lo ocurrido en las cárceles, lo que le pasó al vecino y hasta la intranquilidad de celebrar hoy a nuestras madres en su día por su sacrificada entrega. Ese es el riesgo país que la gente entiende. La gente extraña la seguridad de moverse dentro de lo que consideraba tolerable. Hoy el escenario es otro y termina impactando en la actividad diaria. Ese es el riesgo país que hay que ir mejorando, aquel que se conecta con la gente, el que entiende la gente. Claramente también se lo mejora trabajando en lograr que se vayan creando condiciones para nuevas inversiones que generen nuevas empresas, nuevos emprendimientos, nuevas plazas de trabajo, conscientes de que debe ocurrir dentro del marco del acertijo infantil de qué es primero, si el huevo o la gallina.
Financieramente, el riesgo país del Ecuador es aquel que se obtiene a partir de la diferencia entre el costo financiero de nuestra deuda en bonos de deuda externa y el de la deuda de los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Los altibajos en estos 12 meses lo ubican en promedio en 800 puntos.
Cuando inició el actual gobierno fue de 714 puntos y está en 764 puntos hace 4 días, es decir, que si Estados Unidos consigue deuda al 3 % en esta semana, Ecuador podría conseguirla a 10,64 % (la diferencia son 7,64 % que se expresa como 764 puntos y, en fácil, es el riesgo país). Es claro que queremos que el riesgo país baje para conseguir recursos más baratos para el presupuesto del Estado y para el sector privado, además para que algunos proyectos de inversión que se están descartando por la elevada percepción de riesgo, puedan ser ejecutados. ¿Qué necesita ocurrir para que ese riesgo país baje? No ha sido suficiente que nuestro precio del petróleo haya pasado de USD 61 a USD 94 en último año, tampoco que se haya reportado una corrección en el costo financiero de la totalidad de la deuda pública que pasó de 6,12 % a 3,99 %, o que en 2022 el déficit fiscal podría bajar a menos de USD 2.000 millones, que es la mitad de un año atrás. Considero que falta una mejor comunicación de acciones políticas y económicas que permita esperar que el próximo gobierno no se alejará drásticamente de uno que busque un manejo ordenado de las finanzas públicas y que sepa tomar correctivos sociales para sintonizarse con los requerimientos de la mayoría de la población.