Editorial | Jueces sin miedo
Hay un fiel reflejo de que la política sigue rondando las oficinas de los jueces
Aplicar la ley no debería ser un acto impulsado por el temor. Lamentablemente, jueces actúan sometidos por ese fuerte sentimiento, lo que denigra la labor de un juzgador que debe ser imparcial.
La independencia judicial sigue siendo un anhelo del país pero nadie que llega a ocupar la administración de esta Función del Estado parece estar verdaderamente comprometido con la liberación de la justicia de las ataduras políticas. Está claro que los juzgados necesitan un fuerte remezón para alcanzar la tan necesaria independencia.
Que una jueza demore sin razón alguna la calificación de la denuncia de este medio de comunicación contra un funcionario público es fiel reflejo de que la política sigue rondando las oficinas de los jueces. No hay otra explicación.
Tampoco hay voluntad de cambiar las reglas del juego. Los políticos están cómodos en esa realidad y, lo más triste es que los ciudadanos ya se han acostumbrado a que la justicia llegue solo para los que tienen un ‘padrino’ o recursos económicos, y para aquellos que pueden hacer uso de su temporal poder político.
El nombramiento del secretario Jurídico de la Presidencia constituye un soplo de viento fresco. Una mente que ha sostenido el martillo del juez puede dar luces en el camino a la independencia judicial.