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Pan y circo

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El Mundial termina pronto y Gary y sus secuaces, los izas y sus bases, el fantasma del ático y sus emisarios, los golpistas y sus asambleístas, la narco-violencia y sus pandillas volverán a ser noticia’.

“Pan y circo”, decían los romanos, es la receta para mantener al pueblo contento y poder gobernar a discreción. En esta ocasión, como cada cuatro años, la atención del mundo se vuelca al fútbol y Ecuador no es la excepción. Bajo la formidable dirección de Gustavo Alfaro, nuestra selección nos brinda la enorme satisfacción de medirse ante los grandes con suma destreza, uniendo así al país entero y brindándole la ilusión de alcanzar la gloria.

Durante estos 90 minutos dejamos de lado los problemas de fondo. Nos olvidamos (si acaso nos enteramos) del intento de descabezamiento del CPCCS por parte de los grupos de poder de siempre que buscan tomarse los organismos de control; olvidamos las mesas de diálogo, los acuerdos y desacuerdos y sus impactos en las arcas públicas; nos olvidamos del riesgo país, de las amenazas de marchas de los izas y fenocines, del descalabro político, la violencia en las calles y las cárceles, los femicidios, los sicariatos, las guerras que amenazan la civilización. Todo, pasa a segundo plano, incluso la excarcelación de un exvicepresidente doblemente sentenciado, por asociación ilícita y cohecho, sin haber cumplido su sentencia ni el pago de más de siete millones de dólares.

Durante esos 90 minutos todos somos la selección, somos directores técnicos, críticos deportivos, comentaristas, estrategas, todos somos uno con cada jugador y celebramos como propio el triunfo de estos titanes en la cancha.

Es indudable que esto da un respiro al Gobierno, le permite reorganizarse, replantear sus estrategias y prepararse para lo que viene. Mientras el país mira absorto el fútbol, nadie hace caso a Gary y su cruzada por la condonación y destrucción, con su absurda demanda de desaparecer las deudas de hasta diez mil dólares; mientras la selección mete goles, el Gobierno toma fuerza para decirle a Gary: ¡No!; no se puede perdonar deudas y limpiar historiales crediticios, como lo hiciera la Asamblea cuando mediante indultos limpió el rostro a los incendiarios de Quito y del país, a los izas y fenocines, a los robolucionarios de las FaRC’s que desde el ático quisieron tomar el poder en el 2019 y que una vez limpiados, lo volvieron a intentar.

Si recordamos el corolario de aquella carta que Sigmund Freud escribiera a Albert Einstein en 1945, tema de esta columna meses atrás, ante la cuestión de cómo evitar la guerra, la única vía posible es: estar preparados.

El Mundial termina pronto y Gary y sus secuaces, los izas y sus bases, el fantasma del ático y sus emisarios, los golpistas y sus asambleístas, la narco-violencia y sus pandillas volverán a ser noticia.

¿Se encuentra el Gobierno preparado para hacer prevalecer el imperio de la ley ante quien quiera violentar la Constitución, ante quien pretenda tomarse las calles, paralizar el aparato productivo, ante quien busque derrocarlo por la fuerza? ¿Logrará aglutinar voluntades en la Asamblea para gobernar? ¿Logrará luchar contra la delincuencia y la violencia; contra la corrupción dentro de sus mismas filas?

El Mundial da un respiro, luego vendrán las Navidades y todos estaremos distraídos hasta que llegue el llamado a las urnas. Aquí podremos ver si el Gobierno lo ha logrado, si tiene opciones de culminar su periodo y si queda alguna esperanza de una eventual reelección.