El Covid-19 prospera en la desigualdad

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'Debemos construir a partir de ahora una economía más equitativa, sostenible, atenta y orientada al ser humano’.

“Si no nos mata el virus, nos mata el hambre”, mensaje de texto de un taxista, Micah, que no ha llevado a nadie en su taxi en semanas y ahora alimenta a sus hijos con dinero prestado. Su negocio, como muchos otros, ha colapsado debido al toque de queda, la desaparición del turismo y el cierre de aeropuertos, bares, restaurantes y tiendas. 

El FMI ya ha advertido que el impacto económico de la pandemia será “muchísimo peor” que el de la crisis financiera global de 2008-09. Estudios de Oxfam, King’s College de Londres y Universidad Nacional Australiana demuestran que la actual crisis podría empujar a cerca de 500 millones de personas a la pobreza. Y el Imperial College de Londres advirtió que el Covid-19 podría matar a 40 millones de personas si los gobiernos no tomaban medidas urgentes. 

Jamás una crisis ha expuesto tan profundamente las extremas desigualdades que dividen nuestro mundo. A las trabajadoras textiles de Bangladés que fabrican muchas de las prendas que vestimos, un 98 % de los compradores, a menudo acaudaladas compañías internacionales, se niegan a financiar al coste de pagarles sus salarios. Los trabajadores que desempeñan funciones esenciales, como cuidadores, enfermeras y cajeros de supermercado, no se pueden aislar del mortífero virus y tienen algunos de los empleos peor pagados y más inseguros. 

Mientras los gobiernos de los países ricos anuncian enormes paquetes financieros para salvar sus economías, los países en desarrollo se ahogan en deuda. Necesitamos acciones globales ya. El G20 debe liderar al mundo, guiando hacia la salida de las crisis. El Plan de Rescate Económico para Todos de Oxfam llama con urgencia a las economías más ricas del planeta a aumentar de manera masiva su apoyo a los países en desarrollo, haciéndose eco del llamado de NN. UU. de crear un paquete global de asistencia de emergencias por $2,5 billones

Debe acordar cancelar de manera permanente la totalidad de la deuda externa de los países en desarrollo en 2020 e impulsar un estímulo económico de emergencia de al menos $1 billón en Derechos Especiales de Giro, la moneda de reserva global del FMI, con lo que aumentarán las reservas de los países pobres sin que a los ricos les cueste nada, y dar el ejemplo en cuanto a ayuda e impuestos de emergencia, como a utilidades extraordinarias y a productos financieros especulativos. 

Luego dirigir los recursos necesarios hacia salvar vidas y rescatar a las personas de la pobreza. Oxfam ha propuesto un Plan Global de Salud Pública y Respuesta de Emergencia que llama a duplicar de manera inmediata el gasto en salud pública en 85 países pobres para poder salvar vidas. Además, los gobiernos necesitan asistencia financiera para aumentar la protección social, de la que carecen 4 mil millones de personas y entregar subsidios en efectivo a gente como Micah. 

Los rescates a las empresas más ricas deberían estar condicionados a que paguen una proporción justa de impuestos, un salario a los trabajadores que les dé para vivir y reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero. 

¿Fue de verdad una buena idea el que los gobiernos hicieran de la atención de salud un privilegio pagado en lugar de un derecho fundamental? No podemos seguir con el modelo desigual, extractivista, sexista y sesgado que ha acabado por destruir nuestro mundo.