Kevin Gallagher: Cómo lograr la sostenibilidad de la deuda de países en desarrollo

Lograr la sostenibilidad de la deuda es más probable si los programas de ajuste facilitan una alta inversión
La desaceleración de la economía mundial, el aumento de las tensiones comerciales y del riesgo de recesión podrían representar una tormenta perfecta para los países de ingresos bajos y medios agobiados por una alta deuda soberana. Ante los exorbitantes costos del endeudamiento y un entorno internacional cada vez más inestable, su potencial de crecimiento económico y desarrollo se vería gravemente limitado.
Es necesario reformar la actual arquitectura financiera internacional, en particular su enfoque de la sostenibilidad de la deuda. Solo adoptando un nuevo enfoque estos países podrán generar flujos de inversión para impulsar su crecimiento a largo plazo. El concepto de sostenibilidad de la deuda sigue estando fuertemente influenciado por el Análisis de Sostenibilidad de la Deuda del FMIl/Banco Mundial, pese a que ambas instituciones reconocen hace tiempo sus deficiencias.
Supuestamente, este busca equilibrar la necesidad de financiación para el desarrollo con la sostenibilidad de la deuda, pero a menudo aboga por niveles subóptimos de gasto e inversión pública, contribuyendo inadvertidamente a futuras dificultades económicas en países en desarrollo, y con frecuencia no tiene en cuenta la escala de la inversión necesaria para su crecimiento ni es suficientemente sensible a choques económicos y externos.
Además, este análisis de sostenibilidad de la deuda ha sobreestimado históricamente el potencial de la consolidación fiscal para impulsar el crecimiento económico, lo que ha provocado errores persistentes de pronóstico y tasas de endeudamiento superiores a las previstas. Un problema fundamental es su escasa consideración de los beneficios a largo plazo de inversiones financiadas con deuda, en especial en áreas como la transición verde.
El marco debe evolucionar, dejando de ser una herramienta centrada en reducción de deuda a toda costa para convertirse en una que incentive inversiones diseñadas para impulsar crecimiento futuro y sostenibilidad fiscal a largo plazo. Las decisiones de préstamo para países de ingresos bajos y medios deberían basarse en modelos a largo plazo de sostenibilidad de la deuda, no en reglas generales simplistas como el coeficiente deuda/PIB.
El problema más inmediato es el enorme sobreendeudamiento que enfrentan muchos países de ingresos bajos y medios. Es esencial impulsar considerablemente el financiamiento a largo plazo y de bajo costo, ye necesita también crear un mecanismo institucional permanente para reestructurar deuda soberana. La concepción actual de la sostenibilidad de la deuda de los países de ingresos bajos y medios se basa en una falacia que obstaculiza el crecimiento global y el desarrollo sostenible.
Debemos pasar de un enfoque limitado a reducir deuda a un concepto más amplio de sostenibilidad de la deuda, centrada en crecimiento a largo plazo impulsado por la inversión. Al replantear esa sostenibilidad, la comunidad internacional puede empoderar a países de ingresos bajos y medios para que emprendan una senda de desarrollo económico sostenido.
Una redefinición audaz de la arquitectura financiera internacional es imperativa para evitar crisis de deuda prolongadas, restablecer la sostenibilidad fiscal y garantizar estabilidad económica mundial.
La Cuarta Conferencia de NN.UU. sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Sevilla en julio, brindará a países en desarrollo la oportunidad de hablar con una sola voz ante las instituciones respaldadas por Occidente que supervisan la actual arquitectura financiera internacional. Estas tienen la clave para liberar a los países en desarrollo de las ataduras de una deuda insostenible y propiciar cambios sistémicos que podrían revolucionar la financiación para el desarrollo.