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Howard Davies: ¿Llegará por fin una regulación eficaz de las criptomonedas?

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Los legisladores reconocen que es necesario un marco jurídico sólido para el sector

Hace un par de años, el Atlantic Council publicó un informe en el que destacaba la enorme diversidad global de actitudes frente a las criptomonedas -que, en general, eran legales en 45 países encuestados, estaban parcialmente prohibidas en 20 y completamente prohibidas en diez. 

La misma diversidad de opiniones hoy puede encontrarse en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). El nuevo presidente, Paul Atkins, es un entusiasta que anteriormente presidió un grupo del sector de las criptomonedas, mientras que la comisaria demócrata que permanece en el cargo, Caroline Crenshaw, ha arremetido contra la nueva perspectiva “cripto-amigable” de la SEC.

Crenshaw critica la decisión del organismo de abandonar lo que considera medidas de ejecución bien fundadas contra empresas del sector. El enfoque más permisivo de Atkins, argumenta, acabará en desgracia. Estas marcadas diferencias han frenado los intentos de crear un marco regulatorio estable para el sector en Estados Unidos. 

Pero el atasco regulatorio puede estar a punto de romperse. Dado que muchos otros países también están lidiando con estas cuestiones, ¿existe un modelo claro que Estados Unidos deba adoptar? Las comparaciones con Europa no están de moda en Washington hoy en día. Según lo ve Trump, la Unión Europea se creó precisamente “para aprovecharse de Estados Unidos”. 

Sin embargo, la UE ya ha estudiado esta cuestión y ha presentado lo que parece una opción viable: el Reglamento sobre Mercados de Criptoactivos (MiCA). MiCA se adoptó en 2023, pero recién se aplicó a fines de 2024, por lo que aún es demasiado pronto para evaluar plenamente sus implicancias. No obstante, sus reglas sobre un respaldo de activos adecuado para las stablecoins que circulan en la UE ya están teniendo efectos en el mercado. 

El requisito de que las reservas se mantengan en activos estables y sólidos no es polémico; pero la estipulación de que al menos el 30% se mantenga en bancos de la UE les ha creado problemas a las criptomonedas Tether y Circle (aunque esta última parece dispuesta a cumplir con las normativas).

 Una entidad que desee obtener autorización en virtud del MiCA debe solicitarla inicialmente a su regulador local, aunque si sus activos crecen hasta alcanzar un nivel sistémico, pueden quedar sujetas a la regulación de la UE. ¿Podría MiCA ofrecerles algunas lecciones a los legisladores estadounidenses? El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, les ha dicho a los banqueros estadounidenses que no “externalizará” la regulación a organismos internacionales (lo que ha alarmado al Comité de Basilea, cuyo futuro hoy es incierto). 

Pero tomar prestada una idea de otro lugar no es externalizar. Y sean cuales fueran los detalles que finalmente se acuerden para regular las stablecoins -un proceso que ahora parece a punto de concluir-, habrá más trabajo por hacer porque las criptomonedas ‘puras’, sin respaldo, plantean problemas diferentes. La virtud del marco MiCA de la UE es que también las cubre. Las señales procedentes del Congreso sobre esta última cuestión apuntan en varias direcciones a la vez. 

Parece poco probable que los proyectos de ley que proponen una reserva estratégica de Bitcoin o que atacan la corrupción (con una referencia apenas velada a los propios intereses financieros de Trump) lleguen a alguna parte. Por el contrario, el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes y el Comité Bancario del Senado deberían colaborar y considerar la posibilidad de embarcarse en una misión de investigación a las oficinas de la UE en Bruselas. Comerán bien, y puede que hasta aprendan algo.