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César Febres-Cordero Loyola | Dos mentiras sobre la violencia

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Como decían los caretucos del ayer: ¡cuánta mentira!

De todos los mitos perniciosos que se han esparcido en estos últimos años sobre el estado de violencia generalizada en el que vivimos, hay dos que llaman particularmente la atención por lo fácil que es desmentirlos.

Uno es que no debería importarnos que el número de homicidios vaya en aumento, porque en la mayoría de los casos son los criminales los que se están matando entre ellos. Más aún, ya van al menos dos gobiernos que están bien dispuestos a decirnos que si se están matando es porque están perdiendo territorio y dinero, que las capturas de la droga y los cabecillas están surtiendo efecto en la economía criminal. Ese relato se cae al piso con una revisión rápida de los datos. Por ejemplo, examinando las tablas subidas al portal de datos abiertos (https://datosabiertos.gob.ec/dataset/homicidios-intencionales), podemos encontrar que en 2023 solo el 21 % de las víctimas de homicidios intencionales tenían antecedentes penales. Presento un dato de ese año porque a partir del primero de enero de 2024 la columna de antecedentes empieza a arrojar “sin datos” para todos los incidentes y en la tabla del año actual simplemente ya no aparece dicha categoría. ¡Qué raro y cuán conveniente!

El otro mito es que las mafias, actuando en contubernio con ciertos políticos, generan un repunte de la violencia y el crimen justo antes de cada elección. Unos minutos de lo que a duras penas podría llamarse una investigación, y más bien podría ser una forma masoquista de ocio, bastan y sobran para probar que no es así. Uno puede, por ejemplo, volver a buscar los datos del Ministerio del Interior y encontrar que los meses de febrero y abril presentaron un número inferior de muertes violentas que los anteriores. O podemos buscar en la Fiscalía información sobre los secuestros (https://www.fiscalia.gob.ec/analitica-noticias-del-delito/) y encontrar que no hay picos notorios (pero sí descensos, aunque tampoco significativos) en los meses en los que hemos ido a votar en las tres últimas generales.

Como decían los caretucos del ayer: ¡cuánta mentira!