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César Febres-Cordero: Agua para Monte Sinaí

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Es imperativo que el señor ministro de Economía dé una respuesta a la denuncia del alcalde de Guayaquil

El libro del Éxodo narra un episodio en que el pueblo de Israel, habiendo cruzado el desierto y acampado todavía cerca del Monte Sinaí, moría de sed. Moisés, viendo como su gente estaba al borde de la revuelta, clamó a Dios por una respuesta, y el Señor le instruyó que golpease la Peña de Horeb, de donde brotó el agua que sació a los israelitas. Hoy, en otra era y en otro Monte Sinaí, un nuevo pueblo clama por agua.

Ese pueblo sediento, que habita en el Monte Sinaí de Guayaquil, ha vivido por años el abandono de sus patriarcas y, a duras penas, se lo ha considerado parte de la ciudadanía guayaquileña. Primero, los habitantes del sector fueron ignorados porque terminaron en el lado incorrecto de una línea arbitraria que los puso entre las zonas no consolidadas de la ciudad, donde día a día subsisten como pueden sin acceso a las obras y a los servicios más elementales. Después, lentamente fueron llegando proyectos inconclusos a los límites del sector, que no han servido para mucho más que para proveerle de otra fuente de ingresos a las pandillas que se sirven de sus redes ilegales y del servicio de tanqueros para cobrar vacunas.

Después de años de indolencia, la Municipalidad de Guayaquil se ha dignado en buscar una solución efectiva para el problema del agua en Monte Sinaí y los sectores aledaños a través de un crédito con la CAF. Pero como en este país nada que sea bueno se puede resolver con celeridad, ahora el Gobierno Nacional se ha cruzado de brazos y ha dejado pendiente la firma de la garantía soberana, necesaria para concretar la entrega de los fondos para el proyecto. Así lo denuncia el alcalde Aquiles Álvarez, quien repitió ese reclamo en la reciente rendición de cuentas que dio en el Parque Samanes.

Es imperativo que el señor ministro de Economía dé una respuesta a la denuncia del alcalde de Guayaquil, sea bien con una objeción clara o con la firma inmediata del aval. No porque el ministro Vega se lo deba al alcalde, sino porque el Estado se lo debe a las decenas de miles de familias de Monte Sinaí.