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César Febres-Cordero Loyola | Ambiente: con las prioridades al revés

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Cuenca, impertérrita, le respondió en las calles con una marcha que empezó con invocaciones a la Pachamama

Cuando todavía en pleno julio, mes de Guayaquil, el Ministerio de Ambiente resolvió que la Prefectura del Guayas debía cancelar el registro ambiental para el paso elevado de la avenida del Bombero, fue evidente que tal decisión se debió a la animosidad que existe entre el presidente Noboa y el alcalde Álvarez. A más de uno le pareció risible la intervención oficiosa de una administración que se las trae de malas con los ambientalistas desde su intento de dar paso a la construcción de un proyecto inmobiliario de la primera dama al borde de un esterillo en área protegida. El Gobierno, para estos críticos, se estaba poniendo una careta, o pelando las uvas moradas para que las traguemos como si fueran verdes.

Mientras el Ministerio de Ambiente le dedicaba su tiempo a detener una obra vial dentro de una zona urbana, en otras partes del país la eterna batalla entre los proyectos extractivistas formales y los activistas ambientales continuaba. Uno de los frentes de esa batalla está en Quimsacocha, provincia del Azuay. Cuando los levantamientos antimineros se dan en zonas apartadas, y esto pasa en la mayoría de los casos, los mineros tienen todas las de ganar. Pero en Quimsacocha la cosa es distinta. Ese páramo se encuentra cerca de Cuenca y sirve, según las autoridades locales, como zona de recarga hídrica para las fuentes de agua de la ciudad.

Ante la presión social y la posibilidad de perder apoyo en una provincia clave para la consulta y las seccionales que se acercan, el Gobierno cedió de manera torpe: el presidente, que tanto escoge sus intervenciones, se lavó las manos y dijo que no respaldaría más el proyecto, pero les advirtió a las autoridades locales que si ellos decidían paralizar el proyecto se podrían enfrentar a una costosa derrota en un arbitraje. Cuenca, impertérrita, le respondió en las calles con una marcha que empezó con invocaciones a la Pachamama y terminó con una misa.

De vuelta en el Guayas, un abrazo: la prefecta y el alcalde, que no se quieren mucho, reconciliados, reactivaron la obra del paso a desnivel contras las protestas del Gobierno.

Veamos hacia qué otros encuentros extraños nos lleva la política ambiental del Gobierno.